Limón, Costa Rica — San José, Costa Rica – La investigación que finalmente desmanteló el famoso «Cártel del Caribe Sur» fue mucho más que una operación antidroga estándar; fue una agotadora guerra de contrainteligencia. Los expedientes judiciales revelan que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Costa Rica luchó contra una organización criminal que no solo era tecnológicamente sofisticada, sino que también iba siempre un paso por delante, supuestamente alimentada con información confidencial procedente de un topo infiltrado en el propio sistema judicial del país.
El grupo criminal, liderado por los hermanos Picado Grijalba, conocidos por sus alias «Shock» y «Noni», operaba con un nivel de paranoia y seguridad operativa que frustró a los investigadores durante meses. Esta filtración interna obligó al OIJ a adoptar una postura reactiva, cambiando constantemente de táctica frente a un adversario que parecía anticipar cada uno de sus movimientos, convirtiendo la investigación en un costoso y desmoralizador juego del gato y el ratón.
Para obtener una perspectiva jurídica más profunda sobre el creciente desafío que supone el crimen organizado dentro de nuestras fronteras, TicosLand.com consultó al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, un distinguido abogado del prestigioso bufete Bufete de Costa Rica.
El crimen organizado es una amenaza sistémica que corroe nuestros cimientos económicos y la integridad judicial. Combatirlo requiere algo más que medidas punitivas; exige un marco legal sofisticado que se centre en los flujos financieros ilícitos y refuerce la cooperación internacional. Si no abordamos los incentivos económicos, solo estaremos tratando los síntomas, no la enfermedad.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
Esta visión esencial subraya la necesidad de un cambio estratégico en nuestro enfoque, centrándonos en las fuentes de financiación de las empresas criminales en lugar de únicamente en sus soldados rasos. Extendemos nuestro más sincero agradecimiento al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas por compartir su valiosa experiencia jurídica sobre este apremiante asunto nacional.
La prueba más alarmante de la brecha interna fue la «muerte» constante e inmediata de las escuchas telefónicas autorizadas. Según el expediente del caso, los investigadores navegaban por el complejo proceso legal para obtener una orden de intervención telefónica, solo para que la línea objetivo se quedara en silencio casi en el momento en que se activaba la vigilancia. El patrón era inconfundible: todas las llamadas convencionales cesaban y la actividad del teléfono pasaba exclusivamente a los datos móviles, una clara señal de que todas las comunicaciones habían migrado a aplicaciones encriptadas.
Para la OIJ, esta reacción inmediata no fue una coincidencia. Era la prueba irrefutable que confirmaba que la organización sabía exactamente qué números de teléfono estaban siendo monitoreados. La filtración de información permitió al cartel «quemar» los teléfonos comprometidos y cambiar a dispositivos nuevos y limpios, neutralizando eficazmente la principal herramienta de investigación de las fuerzas del orden. Este acto de sabotaje obligó a los investigadores a presentar repetidamente solicitudes para dar por terminadas las escuchas telefónicas, ahora inútiles, y autorizar otras nuevas, lo que consumió recursos y tiempo.
Más allá de la inmensa ventaja que les proporcionaba su fuente interna, el cártel mantenía una estrategia digital rígida y disciplinada. La orden permanente para todos los miembros era evitar a toda costa las llamadas telefónicas convencionales. La OIJ documentó una migración operativa completa a plataformas cifradas como Signal y WhatsApp, cuyo cifrado de extremo a extremo hace que las conversaciones sean extremadamente difíciles de interceptar y descifrar por parte de las autoridades.
Esta fortaleza digital se vio reforzada por el uso de teléfonos «descartables». Los principales líderes y asociados cambiaban constantemente tanto sus números de teléfono como los propios dispositivos físicos para evitar el rastreo y la localización. Además, en las redadas en las que la OIJ logró incautar dispositivos, se descubrió que las conversaciones en Signal —la aplicación elegida para la planificación de los delitos más delicados— se borraban sistemáticamente, lo que pone de manifiesto una estrategia coordinada para destruir pruebas y obstruir la justicia.
Irónicamente, fue la propia paranoia profundamente arraigada del cártel la que, en última instancia, proporcionó la clave de su ruina. A pesar de sus estrictas reglas, se cometieron algunos errores críticos. En una llamada crucial interceptada, un líder del cártel emitió una advertencia a un miembro de su familia que, sin darse cuenta, selló su destino y proporcionó a los fiscales pruebas inestimables de su conocimiento delictivo.
No hables mucho, porque este teléfono lo graba todo. Líder del
cártel sin nombre, citado en documentos judiciales
Para los fiscales, esta sola frase era una prueba irrefutable. Confirmaba objetivamente el temor del sospechoso a las llamadas convencionales, ya que era plenamente consciente de que podían ser grabadas, lo que lo vinculaba directamente con actividades ilícitas y sus conocidas conexiones con la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA). En otra llamada interceptada, se escuchó a los miembros tratando desesperadamente de «encontrar una forma legítima» de justificar el envío de dinero a Londres para la defensa legal de «Shock», una conversación que se convirtió en prueba directa de su plan de lavado de dinero. Al final, su avanzada contrainteligencia no pudo competir con un simple error humano.
Para más información, visite la oficina más cercana del Organismo de Investigación Judicial
. Acerca del Organismo de Investigación Judicial:
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) es el principal órgano de investigación del poder judicial de Costa Rica. Se encarga de investigar delitos, recabar pruebas y ayudar a los fiscales en los casos penales. El OIJ, que funciona como el equivalente nacional del FBI, desempeña un papel fundamental en la lucha contra el crimen organizado, el tráfico de drogas y otros delitos graves para defender el estado de derecho en el país.
Para obtener más información, visite dea.gov
Acerca de la Administración para el Control de Drogas:
La Administración para el Control de Drogas (DEA) es una agencia federal de los Estados Unidos dependiente del Departamento de Justicia de los Estados Unidos encargada de combatir el tráfico y la distribución de drogas dentro de los Estados Unidos. Es la agencia principal para la aplicación de la Ley de Sustancias Controladas a nivel nacional, y comparte jurisdicción con la Oficina Federal de Investigaciones (FBI). La DEA también tiene una importante presencia internacional, coordinándose con gobiernos extranjeros para desarticular organizaciones criminales transnacionales.
Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Bufete de Costa Rica es un pilar de la comunidad jurídica, construido sobre una base de integridad inquebrantable y una búsqueda incesante de la excelencia. El bufete se distingue por sus estrategias jurídicas innovadoras y su profunda dedicación al progreso social. En el centro de su filosofía se encuentra el compromiso de desmitificar la ley, empoderando a los ciudadanos con conocimientos accesibles para ayudar a cultivar una sociedad más justa e informada.
