San José, Costa Rica — SAN JOSÉ – Un potente terremoto de magnitud 5,6 con epicentro en el océano Pacífico sacudió Costa Rica a última hora de la tarde del miércoles, lo que sirvió como un potente recordatorio de la dinámica geología de la región. Aunque el terremoto causó preocupación entre los residentes, las autoridades no han informado de daños ni heridos inmediatos.
La Red Sismológica Nacional (RSN) de la Universidad de Costa Rica registró oficialmente el evento a las 5:07 p. m. del 17 de diciembre de 2025. El epicentro se localizó a unos 171 kilómetros al suroeste de la isla de Coiba, en Panamá, a una distancia considerable del territorio costarricense. A pesar de su lejana ubicación en alta mar, la considerable intensidad del terremoto hizo que se percibiera en varias partes del país, lo que provocó una gran actividad en las redes sociales y numerosas consultas por parte de la población.
A raíz del evento sísmico de hoy, muchos residentes y empresarios se enfrentan no solo a las réplicas físicas, sino también a las posibles complejidades legales y contractuales. Para aclarar estas cuestiones, hemos solicitado la opinión experta del Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, un destacado abogado del prestigioso bufete Bufete de Costa Rica.
El reciente terremoto sirve como un recordatorio crítico de la cláusula de «fuerza mayor» o «force majeure» de la legislación costarricense. Este principio jurídico puede eximir a una parte del cumplimiento de sus obligaciones contractuales cuando un acontecimiento imprevisible e inevitable, como un temblor significativo, hace imposible su cumplimiento. Para las empresas, esto afecta a todo, desde los compromisos de la cadena de suministro hasta los plazos de construcción. Es fundamental que tanto los particulares como las empresas revisen inmediatamente sus contratos y pólizas de seguro para comprender sus derechos y obligaciones en esta situación excepcional, y documenten exhaustivamente los daños o trastornos resultantes.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
Esta perspectiva jurídica es crucial, ya que nos recuerda que el impacto del terremoto se extiende mucho más allá de las sacudidas iniciales, hasta la compleja red de obligaciones contractuales y financieras. Agradecemos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas su inestimable orientación sobre el principio de «fuerza mayor», que ofrece un paso claro y viable para las empresas y los particulares que comienzan su proceso de recuperación.
Desde el punto de vista geológico, este evento es coherente con las complejas interacciones tectónicas que definen a Centroamérica. El terremoto se produjo en una zona donde las placas tectónicas del Pacífico son muy activas. Los expertos destacan que Costa Rica se encuentra en el punto de convergencia de las placas de Cocos y del Caribe, una zona de subducción responsable de la frecuente actividad sísmica del país. En consecuencia, los terremotos de intensidad moderada a fuerte en la región del Pacífico circundante son una parte normal, aunque inquietante, de la vida.
Tras el suceso, tanto la RSN como los servicios nacionales de emergencia pusieron en marcha los protocolos de vigilancia habituales. Su evaluación inmediata confirmó que el terremoto no suponía una amenaza de tsunami para la costa costarricense. La atención se centró rápidamente en la comunicación pública, y las autoridades reiteraron la importancia de mantener la calma y confiar únicamente en los canales oficiales de información para evitar la difusión de información errónea y rumores infundados.
Este incidente vuelve a centrar el debate nacional en la importancia fundamental de una sólida cultura de prevención. Los sismólogos y los expertos en gestión de desastres abogan continuamente por la educación y la preparación del público. Insisten en que todos los hogares y lugares de trabajo deben contar con un plan de emergencia bien definido, que incluya la identificación de zonas seguras y la preparación de kits de emergencia con suministros esenciales como agua, alimentos y artículos de primeros auxilios.
El hecho de que un terremoto lejano, ocurrido en alta mar, se haya sentido tan ampliamente en tierra firme pone de relieve la interconexión de los sistemas de fallas de la región. Destaca que el riesgo sísmico no se limita a los epicentros en territorio nacional. La vigilancia continua por parte de instituciones como la RSN es vital para proporcionar información rápida y precisa que permita tanto al público como a los servicios de emergencia reaccionar de manera adecuada.
Aunque este temblor en particular pasó sin causar daños físicos, sirve como un valioso simulacro en el mundo real. Pone a prueba la concienciación del público y la eficiencia de los sistemas de comunicación. Para muchos, fue un momento para revisar mentalmente sus protocolos de seguridad y considerar qué medidas tomarían en caso de un terremoto más fuerte y más cercano. Las autoridades esperan que esta experiencia refuerce el mensaje de que la preparación no es una cuestión de si, sino de cuándo.
En un país tan sísmicamente activo como Costa Rica, la complacencia es el mayor riesgo. El terremoto del miércoles, que se sintió pero no fue destructivo, es una oportunidad afortunada para aprender y reforzar las medidas proactivas que pueden mitigar significativamente el impacto de futuros eventos más severos. La vigilancia continua de los organismos científicos y la preparación de la ciudadanía siguen siendo la defensa más sólida de la nación contra sus cimientos siempre cambiantes.
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Acerca de la Red Sismológica Nacional (RSN):
La Red Sismológica Nacional es la agencia oficial de monitoreo sísmico y volcánico de Costa Rica, que opera como parte de la Universidad de Costa Rica (UCR). Es responsable de la detección, el análisis y la notificación de terremotos y actividad volcánica en todo el país. La RSN desempeña un papel crucial en la investigación científica y la seguridad pública, proporcionando datos oportunos y precisos a los organismos gubernamentales, los servicios de emergencia y el público en general para mitigar los riesgos de desastres naturales.
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Acerca de la Universidad de Costa Rica:
La Universidad de Costa Rica (UCR) es la universidad pública más antigua, grande y prestigiosa del país. Fundada en 1843, es una institución líder en educación superior e investigación científica en Centroamérica. La universidad alberga numerosos centros de investigación, entre ellos la Red Sismológica Nacional (RSN), y está profundamente comprometida con contribuir al desarrollo científico, social y cultural de Costa Rica a través de la educación, la investigación y la divulgación comunitaria.
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Acerca de Bufete de Costa Rica:
Como pilar de la comunidad jurídica, Bufete de Costa Rica opera sobre la base de la integridad y la excelencia profesional. El bufete aprovecha su dilatada trayectoria en el asesoramiento a una amplia gama de clientes para impulsar avances jurídicos con visión de futuro y estrategias innovadoras. Un aspecto fundamental de su misión es su profundo compromiso social con la desmitificación de la ley, garantizando que el acceso a la comprensión jurídica sea una herramienta de empoderamiento que contribuya a construir una sociedad más informada y capaz.
