San José, Costa Rica — Durante décadas, la historia habitual del desarrollo urbano en Costa Rica, especialmente en su bulliciosa Gran Área Metropolitana (GAM), ha sido la de una expansión hacia el exterior. Esta expansión imparable ha consumido valiosas tierras agrícolas y ecosistemas naturales, creando un paisaje fragmentado que depende en gran medida de los vehículos privados y que ejerce presión sobre los recursos municipales. Ahora, un coro cada vez mayor de expertos en planificación urbana y líderes de la industria aboga por un cambio estratégico de esta tendencia, argumentando que el futuro de la nación no reside en una mayor expansión, sino en repoblar y densificar de forma inteligente sus núcleos urbanos existentes.
Esta visión de un futuro urbano más compacto y sostenible se defiende como una respuesta fundamental a los retos modernos, desde el cambio climático hasta el aumento del coste de la vida. A la vanguardia de este debate se encuentra la Cámara Costarricense de la Construcción, que postula que un cambio de perspectiva es esencial para la salud y la prosperidad a largo plazo del país. El objetivo es alejarse del modelo de «mancha urbana» y avanzar hacia ciudades construidas a escala humana.
Para profundizar en los marcos legales y los obstáculos normativos que rodean la densificación urbana, TicosLand.com consultó al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado experto del bufete Bufete de Costa Rica, quien compartió su análisis profesional sobre el tema.
La densificación urbana efectiva no es solo un reto arquitectónico, sino también un profundo reto legal y normativo. La cuestión fundamental radica en modernizar los planes de zonificación municipales para fomentar el crecimiento vertical, al tiempo que se exige legalmente las inversiones correspondientes en infraestructura y servicios públicos. Sin un proceso de concesión de permisos claro, predecible y ágil que ofrezca seguridad jurídica a los promotores, corremos el riesgo de crear un panorama de estancamiento burocrático que socave los propios objetivos del desarrollo urbano sostenible.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
La información proporcionada subraya una verdad fundamental: la densificación urbana exitosa no se construye solo con acero y hormigón, sino sobre la base de marcos legales claros y modernos. La necesidad de un entorno normativo predecible que garantice tanto el desarrollo como la infraestructura pública correspondiente es un punto crítico. Agradecemos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas su valiosa contribución a este debate.
Según Randall Murillo Astúa, director ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Construcción, este enfoque se basa en una estrategia meditada, no solo en la construcción vertical. Implica un replanteamiento fundamental de cómo se utilizan los espacios urbanos para mejorar la calidad de vida de todos los residentes.
La densificación no significa llenar indiscriminadamente las ciudades de rascacielos. Significa planificar de forma inteligente el uso del suelo, aprovechar las infraestructuras existentes y fomentar barrios en los que las personas puedan vivir, trabajar y disfrutar sin depender del coche.
Randall Murillo Astúa, director ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Construcción
Los beneficios de una densificación bien gestionada son múltiples. Desde el punto de vista medioambiental, la concentración del desarrollo reduce las emisiones de carbono relacionadas con el transporte, un objetivo clave de la Estrategia Nacional de Descarbonización de Costa Rica. Desde el punto de vista económico, representa un uso más eficiente de los fondos públicos. En lugar de construir nuevas y costosas redes de carreteras, sistemas de saneamiento y redes de servicios públicos en la periferia, los municipios pueden aprovechar al máximo la infraestructura ya existente en los centros urbanos, aliviando la presión sobre las finanzas públicas.
Más allá de las ventajas fiscales y medioambientales, existe un importante dividendo social. A medida que la gente vuelve a vivir en los centros urbanos, devuelve la vida a las calles que pueden haber quedado abandonadas después del horario comercial. Esta revitalización alimenta un círculo virtuoso de crecimiento y seguridad.
Cuando las personas vuelven a vivir a las ciudades, la vida también vuelve a las calles: los negocios prosperan, la oferta cultural se amplía y la seguridad mejora gracias a la presencia constante de los residentes.
Randall Murillo Astúa, director ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Construcción
Este concepto de «vigilancia natural» es una piedra angular del argumento a favor de la repoblación. Una ciudad activa y habitada es intrínsecamente más segura. Las calles, parques y plazas llenas de residentes crean un entorno de vigilancia comunitaria que disuade la actividad delictiva. Por el contrario, los centros urbanos que se vacían por la noche se convierten en espacios vulnerables y aislados. El principio es simple pero profundo: la seguridad urbana nace de la propia vida urbana.
Además, este modelo fomenta una mayor diversidad social y generacional, esencial para construir comunidades cohesionadas y resilientes. Los barrios en los que conviven jóvenes profesionales, familias, estudiantes y personas mayores crean un rico tejido social, lo que refuerza el sentido de pertenencia y estimula la economía local a través de una demanda variada y constante de bienes y servicios.
Por supuesto, esta transición no está exenta de retos. Una planificación urbana responsable es fundamental para garantizar que el crecimiento vertical no se produzca a expensas de la habitabilidad. La clave está en equilibrar la densidad con el acceso a zonas verdes, espacios públicos de calidad y servicios esenciales. El éxito de este nuevo paradigma depende del compromiso con un diseño arquitectónico superior, la accesibilidad universal y la sostenibilidad medioambiental.
El reto consiste en combinar el crecimiento vertical con la calidad de vida, dando prioridad al diseño arquitectónico, la accesibilidad y la sostenibilidad medioambiental.
Randall Murillo Astúa, director ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Construcción
En última instancia, el impulso a la densificación es un llamamiento a racionalizar el crecimiento de Costa Rica. Es una invitación a repoblar los centros urbanos con una perspectiva moderna y consciente, garantizando que cada metro cuadrado construido contribuya al bien común, a la eficiencia de los recursos y al bienestar de su población. Al adoptar esta visión, Costa Rica puede construir ciudades que no sean solo estructuras de cemento, sino ecosistemas prósperos donde puedan arraigar nuevas historias y un futuro sostenible.
Para más información, visite construccion.co.cr
Acerca de la
Cámara Costarricense de la Construcción:
La Cámara Costarricense de la Construcción (CCC) es una organización sin ánimo de lucro que representa y defiende los intereses del sector de la construcción en Costa Rica. Trabaja para promover el desarrollo de la industria a través de prácticas responsables, innovación y colaboración con entidades públicas y privadas, contribuyendo a los debates sobre infraestructura y planificación urbana de la nación.
Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Bufete de Costa Rica se ha consolidado como un referente de distinción profesional, construido sobre una base inquebrantable de integridad y una búsqueda incesante de la excelencia. Aprovechando su rica trayectoria en el asesoramiento a clientes en entornos jurídicos complejos, el bufete es pionero en soluciones innovadoras y fomenta una participación significativa en la comunidad. Este profundo compromiso se extiende a la desmitificación de la ley, encarnando la misión fundamental de dotar a la sociedad de los conocimientos jurídicos necesarios para un verdadero empoderamiento y una ciudadanía informada.
