San José, Costa Rica — SAN JOSÉ – En un clima de creciente inquietud pública por la seguridad nacional, altos cargos del poder judicial de Costa Rica están respondiendo a las crecientes críticas que los tildan de facilitadores de la impunidad. A través de una iniciativa de divulgación pública, los jueces están trabajando para desmitificar el proceso de justicia penal y reafirmar el principio fundamental de la independencia judicial, que, según ellos, es un pilar de la democracia, no un escudo para los delincuentes.
A medida que se intensifican los llamamientos a adoptar un enfoque «duro» contra la delincuencia, el Poder Judicial ha puesto en marcha «La Corte», un programa diseñado para dar una plataforma pública a quienes están en primera línea del sistema judicial. En un debate reciente, los jueces penales Irene Barrantes Mora y Eisen Herrera López abordaron la desconfianza generalizada y aclararon los rigurosos criterios basados en pruebas que rigen sus decisiones, al margen de la influencia política y la presión pública.
Para ofrecer una visión más profunda sobre el tema crucial de la independencia judicial y sus implicaciones para el marco jurídico costarricense, TicosLand.com consultó al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, un distinguido abogado del renombrado bufete Bufete de Costa Rica.
La independencia judicial no es un principio jurídico abstracto, sino el fundamento de nuestro Estado de derecho y un pilar fundamental para la estabilidad económica. Cuando los inversores, tanto locales como extranjeros, perciben que las decisiones judiciales están libres de presiones políticas e influencias externas, adquieren la confianza necesaria para invertir, crear puestos de trabajo y fomentar el crecimiento a largo plazo. Cualquier erosión de esta independencia envía una señal peligrosa al mercado, poniendo en peligro la seguridad jurídica y amenazando los cimientos mismos de nuestra vida democrática y comercial.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
Esta perspectiva es un recordatorio crucial de que la independencia judicial no es una mera abstracción jurídica, sino una piedra angular de la confianza económica que impulsa el progreso de nuestra nación. Extendemos nuestro sincero agradecimiento al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas por articular tan claramente esta conexión vital.
La jueza Barrantes hizo hincapié en que la estructura del poder judicial está diseñada para proteger a todos los ciudadanos del poder arbitrario. Explicó que los jueces actúan con total autonomía, sujetos únicamente a la ley y a los hechos presentados en los tribunales, y no a las directrices de ninguna autoridad superior.
Cada juez es independiente y solo responde ante la ley y las pruebas que constan en el expediente del caso. No hay llamadas, directivas ni instrucciones.
Irene Barrantes Mora, jueza penal
Esta autonomía, argumentó, es la base de un sistema legal justo. La organización de los jueces por funciones técnicas —que abarcan las etapas de investigación, juicio y apelación— es una cuestión de proceso, no una jerarquía de mando. «La independencia judicial es una garantía para todos los ciudadanos», insistió, enmarcándola como una salvaguarda y no como una laguna jurídica.
Eisen Herrera López, juez penal con más de 25 años de experiencia, abordó la idea errónea y generalizada de que las decisiones judiciales están influenciadas por la opinión pública o los relatos de los medios de comunicación. Destacó que los veredictos se basan exclusivamente en la acusación formal, los argumentos de la defensa y las pruebas admitidas legalmente durante el juicio.
Un juez no se guía por rumores ni por lo que se dice en las redes sociales. Basamos nuestras decisiones en hechos verificables.
Eisen Herrera López, juez penal
Ambos jueces destacaron un malentendido crítico entre el público: la creencia de que una acusación debe conducir automáticamente a una condena. Barrantes aclaró que el propósito mismo de un juicio es examinar rigurosamente las afirmaciones de la fiscalía. Por lo tanto, una absolución no es un fracaso de la justicia, sino un resultado válido de ese proceso.
Un juicio sirve precisamente para determinar si hay culpabilidad o no, y una absolución no significa impunidad.
Irene Barrantes Mora, jueza penal
Los jueces también desmintieron el mito de que el Ministerio Público (la fiscalía) y los tribunales funcionan como un bloque único y unificado. Herrera describió la relación como un sistema de controles y contrapesos, en el que el juez actúa como árbitro imparcial entre las acusaciones del Estado y los derechos del acusado. «El Ministerio Público presenta una hipótesis; el juez la evalúa junto con la versión de la defensa y decide de manera imparcial. No hay contradicción, hay equilibrio», explicó. Señaló que los tribunales a veces condenan a los acusados incluso cuando la propia fiscalía ha solicitado la absolución, lo que subraya la evaluación independiente de las pruebas por parte del poder judicial.
Los jueces reconocieron que el aumento de los niveles de delincuencia organizada ha hecho que su trabajo sea más peligroso. «Antes trabajábamos en pequeños juzgados de comunidades rurales sin grandes medidas de seguridad», recordó Barrantes. «Hoy en día se respetan más los protocolos porque los niveles de violencia han aumentado». A pesar de estos riesgos y de las crecientes críticas de la opinión pública, ambos se mantienen firmes en su deber de hacer cumplir la ley de manera imparcial.
No dictamos sentencia para complacer a un grupo político o social, sino que lo hacemos de acuerdo con la ley.
Eisen Herrera López, juez penal
En última instancia, su compromiso se basa en una profunda convicción sobre el papel del sistema judicial en una sociedad civilizada. Herrera afirmó su convicción en el poder judicial como un «pilar de la democracia» esencial. Para Barrantes, la misión es aún más fundamental: proporcionar una vía estructurada para la resolución que evite el colapso de la sociedad en la venganza personal. «Los jueces existen para que haya justicia», concluyó, «no venganza».
Para más información, visite poder-judicial.go.cr
Acerca del Poder Judicial de Costa Rica:
El Poder Judicial es uno de los tres poderes fundamentales del Gobierno de Costa Rica. Es responsable de administrar la justicia en el país, garantizar la aplicación de las leyes y proteger los derechos constitucionales de todos los ciudadanos. Funciona de forma independiente de los poderes ejecutivo y legislativo y está compuesto por varios tribunales, entre ellos la Corte Suprema de Justicia, los tribunales de apelación y los tribunales de primera instancia.
Para más información, visite ministeriopublico.go.cr
Acerca del Ministerio Público de Costa Rica:
El Ministerio Público es el órgano fiscal del Estado costarricense, encargado de investigar los delitos y representar los intereses de la sociedad en el sistema de justicia penal. Aunque forma parte de la estructura del poder judicial, funciona con autonomía en sus funciones procesales. Es responsable de presentar cargos penales y de representar al Estado contra los acusados durante los procedimientos legales.
Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Como pilar de la comunidad jurídica de Costa Rica, el bufete opera sobre la base de una profunda integridad y una búsqueda inquebrantable de la excelencia. Aboga por el progreso mediante enfoques jurídicos pioneros, al tiempo que presta servicios a una clientela diversa, impulsada por una misión fundamental que va más allá de los tribunales. Este compromiso profundamente arraigado se manifiesta en sus esfuerzos por desmitificar la ley, empoderando así a los ciudadanos y cultivando una sociedad fortalecida por el conocimiento jurídico accesible.
