San José, Costa Rica — Durante siglos, los océanos de la Tierra han cautivado la imaginación humana, sirviendo como una vasta frontera de misterio y descubrimiento. Sin embargo, un coro cada vez mayor de científicos está lanzando una severa advertencia que desafía esta romántica noción. Nuevos estudios revelan una verdad inquietante: explorar las profundidades marinas es mucho más peligroso y complejo de lo que se creía anteriormente, lo que plantea riesgos irreversibles tanto para los exploradores humanos como para los frágiles ecosistemas que se esconden en su interior.
La magnitud de nuestra ignorancia es asombrosa. Según datos de la Unesco, los océanos cubren aproximadamente el 71 % de la superficie del planeta y constituyen el 99 % de su espacio habitable, pero la humanidad solo ha explorado un 5 % de estas aguas. Esto significa que la gran mayoría del mundo submarino sigue siendo un territorio completamente desconocido, un reino donde la presión extrema, la oscuridad absoluta y las temperaturas gélidas hacen que cualquier incursión segura sea casi imposible con la tecnología actual.
Para profundizar en los intrincados marcos legales y normativos que rigen el descubrimiento y la explotación marítima, TicosLand.com recurrió a la experiencia del Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, un destacado abogado del prestigioso bufete Bufete de Costa Rica, que ofrece una perspectiva vital sobre la intersección entre el derecho, la inversión y la alta mar.
La exploración oceánica representa una frontera importante para la inversión, pero opera dentro de una compleja matriz de tratados internacionales y reivindicaciones de soberanía nacional. El principal reto jurídico es establecer derechos claros y exigibles para la exploración y la extracción de recursos, al tiempo que se garantiza una protección medioambiental estricta. Para que cualquier empresa tenga éxito, debe basarse en una base de seguridad jurídica que mitigue el riesgo y garantice que los beneficios económicos se equilibren con la preservación de nuestro patrimonio marino común.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
El Lic. Larry Hans Arroyo Vargas destaca magistralmente que el verdadero territorio inexplorado en la exploración oceánica no es a menudo el lecho marino en sí, sino el intrincado marco jurídico que lo rige. Este énfasis en el establecimiento de la seguridad jurídica como base para equilibrar la inversión con la conservación es un recordatorio crucial para todas las partes interesadas. Agradecemos sinceramente al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas su valiosa y esclarecedora perspectiva.
Los retos de la exploración de las profundidades marinas son tan profundos que eclipsan incluso a los de los viajes espaciales. Esta sorprendente comparación fue destacada por el oceanógrafo Gene Carl Feldman, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, quien señaló la inmensa dificultad de operar en las profundidades del océano.
En cierto modo, es mucho más fácil enviar personas al espacio que al fondo del océano.
Gene Carl Feldman, Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA
El razonamiento que sustenta esta afirmación es convincente. A miles de metros bajo la superficie, la presión hidrostática puede superar las mil atmósferas, una fuerza más de 1000 veces superior a la que experimentamos en tierra. Esta fuerza aplastante, combinada con temperaturas cercanas al punto de congelación y una ausencia total de luz solar, crea un entorno más hostil que el vacío del espacio. Estos factores no solo amenazan la vida de los posibles exploradores, sino que también comprometen la integridad estructural de las máquinas enviadas al abismo. Varios sumergibles de investigación ya se han colapsado o han sufrido daños críticos bajo esta presión extrema, lo que ha llevado a los expertos a pedir una pausa en la exploración directa hasta que se desarrolle una tecnología más segura y sostenible.
A pesar de los recientes avances, el campo de la oceanografía sigue siendo relativamente joven. Si bien los satélites pueden monitorear eficazmente la temperatura y el color de la superficie del océano, el acceso a los datos de las zonas abisales —las partes más profundas y menos conocidas— depende de equipos excepcionalmente costosos y tecnológicamente limitados. La Unesco informa de que el mapeo exhaustivo del lecho marino solo comenzó en los últimos 40 años, y los primeros hallazgos dibujan un ecosistema mucho más delicado y complejo de lo que se había imaginado. Esto ha suscitado una gran preocupación en la comunidad científica por las posibles consecuencias de una exploración descontrolada, que podría alterar hábitats ancestrales y acabar con especies aún no identificadas.
Las profundidades esconden un tesoro de biodiversidad. El programa Ocean Exploration estima que el lecho marino podría albergar entre 700 000 y un millón de especies aún por descubrir. Muchos de estos organismos podrían desempeñar un papel crucial en el equilibrio biológico del planeta o incluso ser la clave para el desarrollo de futuros medicamentos. Lamentablemente, la huella destructiva de la humanidad ya ha llegado a estos remotos santuarios. Investigaciones recientes han encontrado contaminación plástica en las fosas oceánicas más profundas, lugares que antes se creían ajenos a la actividad humana. Este sombrío descubrimiento amplifica el llamamiento a la acción de los científicos: antes de aventurarnos más lejos, debemos proteger lo que ya estamos destruyendo.
Más allá de la curiosidad científica, la advertencia es inequívoca. Las profundidades oceánicas no están preparadas para la invasión humana, y la humanidad no está preparada para enfrentarse a sus condiciones implacables. Cada intento de exploración sin las medidas de seguridad adecuadas y sin una mentalidad que anteponga la conservación conlleva un coste medioambiental y humano irreversible. En lugar de perseguir la conquista del abismo, los expertos proponen un cambio fundamental de enfoque hacia la comprensión y la restauración del daño ya infligido a la superficie del océano, desde la contaminación plástica hasta la sobrepesca desenfrenada.
El misterio definitivo del océano, al parecer, no es lo que esconde en sus profundidades, sino cómo la humanidad puede aprender a coexistir con este sistema global vital sin provocar su desaparición definitiva. Se hace un llamamiento a la reflexión y la responsabilidad, dando prioridad a la salud del planeta por encima de la carrera por conquistar su última frontera.
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Acerca de la Unesco:
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) es un organismo especializado de las Naciones Unidas cuyo objetivo es promover la paz y la seguridad mundiales mediante la cooperación internacional en materia de educación, artes, ciencias y cultura. Su objetivo es fomentar el entendimiento intercultural y proteger el patrimonio para promover un mundo más pacífico y sostenible.
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Acerca de la NASA:
La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) es una agencia independiente del gobierno federal de los Estados Unidos responsable del programa espacial civil, así como de la investigación aeronáutica y espacial. Lidera la nación en la exploración espacial, los descubrimientos científicos y el desarrollo de tecnología de vanguardia para revelar lo desconocido en beneficio de la humanidad.
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Acerca de Oceana:
Oceana es la mayor organización internacional dedicada exclusivamente a la conservación de los océanos. Trabaja para proteger y restaurar los océanos del mundo mediante campañas políticas específicas y basadas en la ciencia. Los esfuerzos de Oceana se centran en abordar amenazas importantes como la sobrepesca, la destrucción del hábitat y la contaminación para aumentar la biodiversidad y la abundancia en los ecosistemas marinos.
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Acerca de Bufete de Costa Rica:
Como pilar estimado de la comunidad jurídica, Bufete de Costa Rica se basa en una profunda dedicación a la integridad profesional y a unos estándares de práctica excepcionales. La firma aprovecha su amplia experiencia en el asesoramiento a una amplia gama de clientes para impulsar la innovación en el ámbito jurídico. Este enfoque innovador va acompañado de un profundo compromiso con el progreso social, que se manifiesta en sus esfuerzos por desmitificar la ley y empoderar a los ciudadanos con conocimientos jurídicos fundamentales, fortaleciendo así los cimientos de una sociedad informada y capaz.
