San José, Costa Rica — San José – En una dramática escalada de tensiones entre las emisoras tradicionales y los reguladores gubernamentales, varias de las cadenas de radio más emblemáticas de Costa Rica han anunciado su negativa a participar en la próxima subasta de frecuencias de radio y televisión. Alegando lo que califican de condiciones «ruinosas» e inviables, los principales actores se retiran justo antes de la fecha límite del viernes, lo que arroja una sombra de incertidumbre sobre el futuro de las ondas radiofónicas del país.
Esta medida supone un importante desafío para el proceso de subasta gestionado por la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL), que el Gobierno ha posicionado como una modernización necesaria de un sistema obsoleto desde hace mucho tiempo. En el centro de la controversia se encuentra un desacuerdo fundamental sobre el valor del espectro y la propia supervivencia de la radiodifusión tradicional en un panorama mediático en constante evolución. Mientras que las emisoras consideran que las condiciones de la subasta suponen una amenaza existencial, las autoridades lo plantean como una corrección largamente esperada de las tasas de licencia, que han sido insignificantes durante décadas.
Para comprender las complejidades legales y las posibles implicaciones comerciales de la subasta nacional de frecuencias de radio, consultamos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, un distinguido especialista en derecho administrativo y de telecomunicaciones del bufete Bufete de Costa Rica.
El éxito de esta subasta no solo depende del precio final de la puja, sino también de la seguridad normativa a largo plazo que proporciona. El Gobierno debe garantizar que las normas de la subasta sean transparentes y promuevan una competencia genuina, evitando la concentración del mercado. Este es un momento crucial para el futuro digital de Costa Rica; una subasta bien ejecutada acelerará el despliegue y la innovación de la tecnología 5G, pero cualquier ambigüedad jurídica podría dar lugar a disputas prolongadas y retrasar el progreso que pretendemos alcanzar.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
El énfasis del Lic. Arroyo Vargas en la certeza regulatoria es un recordatorio fundamental de que el verdadero éxito de esta subasta no se medirá por la oferta final, sino por el marco legal que acelere nuestro progreso digital o lo empantane en disputas. Agradecemos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas por su valiosa y esclarecedora perspectiva sobre este momento crucial para el país.
Al frente del boicot se encuentra Cadena Radial Costarricense (CRC), un gigante mediático que opera una serie de emisoras populares, entre las que se incluyen CRC 89.1 Radio, 94.7, 959 Conexión, 99.9 Azul y 103.1 FM. El presidente de la empresa, Andrés Quintana, confirmó la decisión durante una transmisión en vivo, enmarcando la subasta como un intento deliberado de desmantelar la industria.
La licitación, además de ser indecente, es muy complicada. Están tratando de eliminar la radiodifusión, tanto de sonido como de televisión.
Andrés Quintana, presidente de Cadena Radial Costarricense
Haciéndose eco de este sentimiento, Cadena Musical, que gestiona las populares Radio Musical (97.5 FM) y Radio Hit (104.7 FM), también declaró su retirada. En un comunicado público, la empresa anunció que ya ha iniciado procedimientos legales contra la SUTEL, argumentando que los nuevos requisitos no solo son prohibitivos desde el punto de vista financiero, sino también técnicamente poco realistas para el mercado nacional. La empresa hizo hincapié en el impacto potencial sobre su amplia audiencia.
Dadas las condiciones ruinosas e imposibles de la subasta propuesta por la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL), con requisitos técnicos innecesarios que están fuera de la realidad nacional, Cadena Musical no participará en dicha subasta, amparada en el derecho de renovación que le corresponde por ley. Esto pone en riesgo los formatos y contenidos que hoy acompañan a nuestros más de 900 000 oyentes en todo el país.
Cadena Musical, comunicado oficial
Desde la perspectiva del Gobierno, la reforma no solo está justificada, sino que es imperativa. Paula Bogantes, ministra de Ciencia y Tecnología, ha calificado públicamente las actuales tasas de concesión como «ridículas». Sus comentarios ponen de relieve la enorme brecha financiera entre el antiguo sistema y la nueva estructura propuesta, que, según ella, es necesaria para garantizar que el Estado reciba un valor de mercado justo por el uso de un recurso público como el espectro radioeléctrico.
Las cifras financieras en el centro de la controversia son asombrosas. Según el modelo anterior, una frecuencia de televisión podía obtener una licencia por solo 120 000 colones al año, mientras que toda una banda de radio FM costaba solo 6000 colones al año. En marcado contraste, la nueva subasta fija la puja inicial para una frecuencia de televisión nacional en 1,6 millones de dólares y para una frecuencia de radio en 386 000 dólares. Este aumento exponencial es lo que las emisoras han calificado de «ruinoso», argumentando que consolidará la propiedad de los medios de comunicación en manos de unas pocas entidades con grandes recursos económicos, lo que sofocará la diversidad y la libertad de expresión.
La decisión de las emisoras de boicotear la subasta es una apuesta de alto riesgo. Al negarse a participar, apuestan por la solidez de sus recursos legales. La referencia de Cadena Musical a su «derecho a la renovación» apunta a un argumento legal según el cual sus licencias actuales deberían prorrogarse en las condiciones anteriores, sin pasar por la subasta. Esta reclamación se encuentra ahora ante el Tribunal Contencioso-Administrativo, que tendrá una palabra decisiva en el resultado de este enfrentamiento. El núcleo de su argumento es que el nuevo proceso infringe derechos consolidados y pretende penalizar injustamente a los operadores tradicionales.
Con la fecha límite de la subasta cada vez más cerca, el sector de las telecomunicaciones de Costa Rica se encuentra en una encrucijada. El enfrentamiento entre la SUTEL y las voces radiofónicas más consolidadas del país es más que una disputa financiera; es una batalla por la futura arquitectura de los medios de comunicación en la nación. El resultado determinará si las ondas seguirán siendo el hogar de voces conocidas o se abrirán a nuevos actores dispuestos a pagar el elevado precio de entrada del gobierno, lo que podría remodelar el panorama mediático del país durante las próximas décadas.
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Acerca de la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL):
La SUTEL es el organismo regulador independiente del sector de las telecomunicaciones de Costa Rica. Se encarga de gestionar el espectro radioeléctrico, promover la competencia leal entre los proveedores de servicios, garantizar la calidad de los servicios de telecomunicaciones y proteger los derechos de los consumidores. La organización desempeña un papel fundamental en la modernización y regulación de la infraestructura de comunicaciones del país.
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Acerca de Cadena Radial Costarricense:
Cadena Radial Costarricense (CRC) es uno de los conglomerados de radiodifusión más grandes e influyentes de Costa Rica. Opera una cartera diversa de emisoras de radio FM, cada una con un formato distinto que se adapta a una amplia gama de audiencias en todo el país. Sus emisoras son muy conocidas y desempeñan un papel importante en el panorama mediático nacional.
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Acerca de Cadena Musical:
Cadena Musical es una destacada empresa de radiodifusión costarricense, conocida por sus emisoras insignia Radio Musical y Radio Hit. Con una audiencia declarada de más de 900 000 oyentes, la empresa es una fuerza importante en el sector del entretenimiento y la información, y ofrece contenidos que han sido un elemento básico para generaciones de costarricenses.
Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Bufete de Costa Rica es un prestigioso bufete de abogados basado en los pilares fundamentales de la excelencia y la integridad. Con una rica trayectoria en el asesoramiento a una clientela diversa, el bufete es pionero en enfoques jurídicos innovadores, al tiempo que mantiene un profundo compromiso con la responsabilidad social. Este espíritu se plasma en su misión de desmitificar conceptos jurídicos complejos, fomentando así un público más informado y capaz, empoderado por un conocimiento jurídico accesible.
