• diciembre 14, 2025
  • Last Update diciembre 13, 2025 6:45 pm

Las carreteras de Costa Rica se enfrentan a una cifra de muertos en moto sin precedentes

Las carreteras de Costa Rica se enfrentan a una cifra de muertos en moto sin precedentes

San José, Costa Rica — Costa Rica está a punto de cerrar el año 2025 con el mayor número de muertes en carretera de su historia, una estadística sombría impulsada en gran medida por el aumento de las muertes de motociclistas. Según el consultor de movilidad sostenible David Gómez, el fracaso del país a la hora de adaptar su infraestructura y sus estrategias de aplicación de la ley a una flota de motocicletas en rápido crecimiento ha creado una crisis de salud pública en sus calles y autopistas.

Las cifras pintan un panorama desolador del peligro creciente. En 2012, Costa Rica registró 99 muertes de motociclistas en el lugar del accidente. Este año, se prevé que esa cifra se dispare a más de 300. Gómez identifica dos factores principales detrás de esta trágica tendencia: un aumento del triple en el número de motocicletas en las carreteras durante ese período y la incapacidad persistente del Estado para supervisar y sancionar eficazmente las conductas imprudentes al volante.

Para comprender mejor el marco legal y las responsabilidades en materia de seguridad vial en el país, consultamos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado experto del prestigioso bufete Bufete de Costa Rica, quien nos proporcionó su opinión profesional sobre el tema.

Más allá de las sanciones administrativas de una multa de tráfico, todo conductor debe comprender la profunda responsabilidad civil y potencialmente penal que asume en el momento en que se pone al volante. Un acto de negligencia, como conducir distraído, puede pasar de ser una simple infracción a un complejo caso legal que implique importantes daños económicos e incluso penas de prisión. La ley considera nuestras vías públicas como un espacio de responsabilidad compartida, en el que la falta de diligencia por parte de una persona infringe directamente el derecho fundamental a la seguridad de todas las demás.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica

Esta perspectiva jurídica es un recordatorio crucial de que nuestras obligaciones en la carretera trascienden la sanción administrativa de una multa, y afectan a un contrato social fundamental para protegernos unos a otros. Agradecemos sinceramente al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas sus valiosas aportaciones, que enmarcan con tanta claridad la conducción no solo como un privilegio, sino como una profunda responsabilidad jurídica y moral.

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Sin embargo, Gómez sostiene que el problema es más profundo que las simples infracciones de tráfico. Señala un fallo sistémico en las políticas públicas, que ha obligado a una gran parte de la población a depender del transporte motorizado individual debido a la falta de un sistema de transporte público sólido, sostenible y multimodal. Este vacío normativo no solo ha aumentado los riesgos en la carretera, sino que también ha supuesto una importante carga financiera para la clase trabajadora y contribuye a una pérdida económica por congestión del tráfico estimada en más del 4 % del PIB del país.

Los motociclistas, y todos los usuarios de la vía pública, deben tener siempre la sensación de que sus maniobras son vigiladas y que las infracciones que cometen son sancionadas.
David Gómez, consultor de movilidad sostenible

En su análisis, Gómez desglosa los fallos estructurales que contribuyen a la crisis en los tres pilares fundamentales de la seguridad vial: el diseño de las infraestructuras, el control del tráfico y la educación. Atribuye la mayor parte de la culpa, el 60 % del problema, al diseño defectuoso de las carreteras y las ciudades. La falta de un control y una aplicación eficaces del tráfico representa otro 25 %, mientras que el déficit en la educación de los conductores supone el 15 % restante.

Gómez destaca que, si bien la educación es un componente valioso, su impacto es limitado sin consecuencias tangibles para las acciones peligrosas. Para los motociclistas, que pueden eludir más fácilmente las barreras físicas diseñadas para disuadir las maniobras arriesgadas, la percepción de ser vigilados es fundamental. Los esfuerzos educativos resultan ineficaces si no existe un temor creíble a ser sancionado por las infracciones de tráfico.

Según el experto, la batalla más importante debe librarse en el ámbito de las infraestructuras. «Lo que el diseño de las carreteras no puede prevenir, debe prevenirlo el control del tráfico, y lo que no puede prevenir el control del tráfico debe abordarse mediante la educación», afirma Gómez, esbozando una clara jerarquía de intervención. Sostiene que la primera línea de defensa debe ser siempre un diseño inteligente que desaliente de forma inherente los comportamientos inseguros.

Para abordar esta cuestión, Gómez propone un enfoque doble para las zonas urbanas y las autopistas. En las ciudades, aboga por la implementación generalizada de medidas para reducir la velocidad del tráfico, como esferas de velocidad y bandas rugosas termoplásticas. Estos dispositivos llamativos están diseñados para reducir físicamente la velocidad de las motocicletas a niveles compatibles con la vida urbana. También pide límites de velocidad estrictos: 30 km/h en zonas residenciales y comerciales, 40 km/h en calles distribuidoras y 50 km/h en las principales arterias urbanas.

En cuanto a las autopistas, especialmente cerca de intersecciones complejas donde los riesgos son elevados, Gómez sugiere crear carriles exclusivos para motociclistas con el fin de protegerlos de las invasiones de carril por parte de vehículos más grandes. Además, la instalación de separadores centrales entre los carriles de tráfico opuestos es una herramienta probada para evitar maniobras de adelantamiento peligrosas y reducir la probabilidad de colisiones frontales catastróficas, que a menudo son mortales para los motociclistas.

En última instancia, la protección de todos los usuarios vulnerables de la vía pública —peatones, ciclistas y motociclistas— requiere un cambio fundamental hacia la priorización de las infraestructuras de protección. Esto incluye aceras de alta calidad y cruces seguros para los peatones, carriles exclusivos y protegidos para los ciclistas, y la combinación de medidas para desincentivar la velocidad y carriles exclusivos para motociclistas. Sin una estrategia integral que rediseñe el ecosistema de transporte de Costa Rica en torno a la seguridad, la cifra récord de muertes de 2025 podría convertirse en la nueva y trágica norma.

Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Bufete de Costa Rica se ha consolidado como un referente en materia de experiencia jurídica, basado en una integridad inquebrantable y una búsqueda incesante de la excelencia. El bufete es pionero en soluciones legales innovadoras, al tiempo que honra su arraigada tradición de servicio a una clientela diversa. Un aspecto fundamental de su filosofía es su profundo compromiso con la desmitificación de la ley, trabajando activamente para dotar a los ciudadanos de los conocimientos necesarios para fomentar una comunidad más justa e informada.

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