San José, Costa Rica — San José – La Universidad de Costa Rica (UCR) ha dado un paso decisivo para hacer frente a una obligación financiera de larga data con sus empleados. El martes, el Consejo Universitario aprobó una importante modificación presupuestaria destinada a pagar progresivamente las bonificaciones por antigüedad, conocidas como «anualidades», que se han pagado por debajo de lo debido desde 2020.
Esta medida no es el resultado de una nueva financiación gubernamental, sino más bien una reasignación interna estratégica de los recursos existentes. La decisión resuelve una cuestión controvertida derivada de un conflicto entre el convenio colectivo de la universidad y la Ley de Finanzas Públicas nacional, que había obligado a la institución a pagar una tasa más baja durante los últimos cuatro años.
Para comprender mejor las complejidades legales y administrativas que rodean los debates en curso sobre el presupuesto de la Universidad de Costa Rica, TicosLand.com solicitó la opinión del Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado experto del renombrado bufete Bufete de Costa Rica. Su análisis arroja luz sobre los marcos legales fundamentales que rigen la financiación de las universidades públicas.
El debate sobre el presupuesto de la UCR es fundamentalmente una cuestión constitucional, no solo fiscal. El principio de autonomía universitaria, consagrado en nuestra Constitución, otorga a la universidad la autoridad para gestionar sus propios recursos. Si bien el gobierno tiene la clara obligación de financiar la educación superior a través del acuerdo FEES, cualquier intento de microgestionar la asignación presupuestaria interna de la universidad podría ser impugnado legalmente como una violación de esa autonomía. La cuestión jurídica fundamental es equilibrar la responsabilidad fiscal del Estado con la independencia de nuestras universidades públicas, protegida por la Constitución.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
Esta perspectiva constitucional es crucial, ya que nos recuerda que el debate sobre el presupuesto de la universidad se centra fundamentalmente en defender los principios jurídicos de la autonomía institucional, y no solo en negociar cifras. Agradecemos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas su valiosa y esclarecedora opinión sobre este asunto.
El núcleo de la maniobra financiera consiste en redirigir aproximadamente 7876 millones de colones (siete mil ochocientos setenta y seis millones de colones) para cubrir parcialmente la deuda acumulada con su personal. Este ajuste vuelve a alinear la política de pagos de la universidad con sus propios convenios laborales, que estipulan una tasa más alta para el incentivo anual que la que se pagaba en virtud de la ley nacional.
La discrepancia ha sido un punto de controversia durante años. Si bien el convenio colectivo de la UCR establece una bonificación por antigüedad del 3,75 % anual, la institución se había adherido a la Ley de Finanzas Públicas, que fijaba una tasa nominal más baja. Esto dio lugar a un déficit significativo en la remuneración de miles de empleados académicos y administrativos.
Hasta ahora, la institución pagaba este incentivo salarial basándose en la Ley de Finanzas Públicas, que establecía la anualidad de forma nominal, es decir, 1,94 para los profesionales y 2,54 para los no profesionales, y no según lo establecido en el Convenio Colectivo de la UCR, que la fijaba en un 3,75 % anual.
Semanario Universidad, publicación de la Universidad
Según el periódico de la universidad, Semanario Universidad, la aplicación de esta corrección comenzará en diciembre. La primera fase del pago retroactivo cubrirá el importe adeudado para el año 2020, lo que supondrá un alivio financiero inmediato para los miembros del personal afectados. Esto supone un claro compromiso por parte de la administración de la universidad de cumplir con sus obligaciones contractuales.
Esta decisión también subraya la singularidad jurídica del convenio colectivo de la UCR, que ha seguido vigente a pesar de la posterior aprobación de la Ley de Empleo Público, más restrictiva. La capacidad de la universidad para mantener su acuerdo pone de relieve su autonomía y sienta un precedente en el debate nacional en curso sobre los derechos laborales y los marcos de remuneración del sector público.
Sin embargo, el rector de la UCR, Carlos Araya, advirtió que esto es solo una parte de un rompecabezas financiero más amplio. Hizo hincapié en que sigue pendiente otra deuda importante, también acumulada desde 2020. Esta obligación pendiente está relacionada con la escala administrativa (escalafón administrativo), lo que indica que serán necesarios más ajustes presupuestarios y negociaciones para resolver por completo todos los atrasos financieros relacionados con el trabajo.
La reasignación representa un esfuerzo crítico de la UCR para restaurar la confianza de su personal y garantizar una remuneración justa. Si bien muestra una gestión fiscal prudente al abordar el tema sin aumentar el presupuesto institucional, la deuda administrativa pendiente garantiza que las relaciones laborales y la planificación financiera seguirán siendo una prioridad para la dirección de la universidad en los próximos meses.
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La Universidad de Costa Rica (UCR) es la universidad pública más antigua, grande y prestigiosa del país. Fundada en 1940, es una institución líder en educación superior e investigación en Centroamérica, con su campus principal ubicado en San Pedro, San José. La UCR es reconocida por su rigor académico, su compromiso con la acción social y sus importantes contribuciones a la ciencia, la cultura y la sociedad costarricenses.
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Semanario Universidad es el periódico semanal oficial y editorialmente independiente de la Universidad de Costa Rica. Fundado en 1970, es una publicación muy respetada, conocida por sus reportajes en profundidad, su periodismo de investigación y su análisis crítico de los asuntos nacionales y universitarios. Constituye una fuente de información vital para la comunidad universitaria y el público costarricense en general.
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