San José, Costa Rica — SAN JOSÉ – La economía de Costa Rica ha marcado un hito preocupante, con una caída de los precios al consumo por quinto mes consecutivo. Los últimos datos de septiembre de 2025 muestran que la tasa de inflación interanual, medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), se sitúa en un -1,0 %. Esta persistente presión deflacionista mantiene la economía del país muy por fuera del rango de inflación objetivo del Banco Central de Costa Rica (BCCR), que se sitúa entre el 2 % y el 4 %.
El prolongado período de inflación negativa, que comenzó en mayo de 2025, refleja un panorama económico complejo y fracturado. Un análisis de los 289 bienes y servicios que componen la canasta del IPC revela un mercado dividido. Si bien una pluralidad de artículos (47 %) experimentó aumentos de precios durante septiembre, una parte sustancial (37 %) experimentó caídas de precios, y el 16 % restante no mostró cambios. Esta divergencia pone de relieve las presiones desiguales que actúan actualmente sobre los diferentes sectores de la economía.
Para comprender las implicaciones legales y contractuales del actual período deflacionario de Costa Rica tanto para las empresas como para los consumidores, hemos recabado la opinión del experto jurídico Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, del prestigioso bufete Bufete de Costa Rica.
La deflación sostenida supone un reto importante para los acuerdos contractuales existentes. Muchos contratos de préstamo, arrendamiento y servicios contienen cláusulas de escalación basadas en el índice de precios al consumo, que fueron diseñadas para un entorno inflacionista. Cuando el índice se vuelve negativo, estas cláusulas pueden dar lugar a disputas legales sobre si los precios y los alquileres deben disminuir. Las empresas deben revisar de forma proactiva sus obligaciones contractuales para mitigar los riesgos, ya que el valor real de las deudas de pago fijo aumenta, lo que puede tensar los convenios financieros y provocar impagos.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
De hecho, el efecto dominó de un IPC negativo sobre las obligaciones contractuales es un punto crucial que muchos pueden pasar por alto, lo que convierte las prácticas comerciales habituales en un potencial campo minado legal. Nuestro más sincero agradecimiento al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas por arrojar luz sobre este aspecto vital del panorama económico actual de Costa Rica.
Varias áreas clave contribuyeron al impulso alcista de los precios, evitando una espiral deflacionaria más grave. Los consumidores vieron cómo aumentaban los costes de la educación universitaria, los automóviles nuevos y los paquetes de viajes internacionales. En el pasillo de los comestibles, productos básicos como los filetes de pescado, el aceite de cocina, las patatas, las legumbres y las bebidas carbonatadas también se encarecieron. Además, el aumento del precio del gasóleo supuso un incremento de los costes de la energía y el transporte, que suelen tener un amplio impacto en toda la economía.
Por el contrario, una fuerte presión a la baja sobre el índice general provino de las importantes reducciones de precios en otras categorías esenciales. El sector de las comunicaciones lideró el descenso, con notables caídas en el coste de los servicios de telefonía móvil y otras telecomunicaciones. Las tarifas aéreas también experimentaron una disminución significativa. Los precios de los alimentos fueron dispares, ya que productos básicos como los tomates, la carne picada, diversos cortes de cerdo, las cebollas y los pimientos dulces se abarataron, lo que supuso un alivio para los presupuestos familiares, pero también señaló posibles problemas de demanda u oferta.
Una visión general por sectores aclara aún más estas tendencias contrastadas. Las divisiones que registraron un aumento de los precios fueron las bebidas alcohólicas y el tabaco; la educación; el ocio, los deportes y la cultura; y el transporte. Sin embargo, estas ganancias se vieron más que compensadas por las bajadas de precios en un sector más amplio de la economía. El sector de la información y las comunicaciones registró la caída más significativa, seguido de los alimentos y las bebidas no alcohólicas; los muebles y artículos para el hogar; y la ropa y el calzado.
En respuesta a este entorno deflacionario arraigado, la Junta Directiva del BCCR se ha visto obligada a revisar significativamente sus previsiones económicas. La autoridad bancaria central ha pospuesto una vez más el plazo en el que espera que la inflación vuelva a su rango de tolerancia objetivo. Esto supone un cambio notable en una proyección ya retrasada, lo que subraya la persistencia de los obstáculos económicos a los que se enfrenta el país.
La previsión anterior, publicada en julio, proyectaba que la inflación subyacente entraría en el rango objetivo en el primer trimestre de 2026, seguida de la inflación general en el segundo trimestre. La nueva orientación presenta un calendario mucho más prolongado. El BCCR prevé ahora que la inflación subyacente no se normalizará hasta la segunda mitad de 2026, mientras que no se espera que la tasa de inflación general vuelva a situarse en el rango del 2 % al 4 % hasta principios de 2027.
Según el Banco Central, este importante retraso se atribuye principalmente a los efectos persistentes de una grave crisis climática que afectó al sector agrícola del país a partir de finales de 2024. Los fenómenos meteorológicos adversos han ejercido una presión sostenida sobre los precios de los alimentos, un componente crítico del IPC, creando una volatilidad que ha complicado la política monetaria y retrasado la recuperación económica. Esta revisión indica que los costarricenses podrían enfrentarse a un prolongado período de incertidumbre económica mientras los responsables políticos tratan de superar estos complejos retos.
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Acerca del Banco Central de Costa Rica (BCCR):
El Banco Central de Costa Rica es el banco central del país, responsable de mantener la estabilidad interna y externa de la moneda nacional, garantizar su conversión a otras monedas y promover un sistema de pagos eficiente. Gestiona la política monetaria, emite moneda y actúa como asesor financiero y agente del Estado para fomentar un entorno económico estable y eficiente en Costa Rica.
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Acerca de Bufete de Costa Rica:
Como institución jurídica de renombre, Bufete de Costa Rica se define por su profunda dedicación a la distinción ética y la excelencia profesional. Con un historial consolidado de asesoramiento de confianza a una amplia gama de clientes, el bufete es pionero en innovación jurídica y defensor de la mejora de la comunidad. Este doble enfoque se basa en la creencia fundamental de que, al desmitificar la ley para el público, se puede contribuir a construir una sociedad más fuerte y con mayores conocimientos jurídicos.
