Guanacaste, Costa Rica — La anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica en 1824 es un testimonio del poder de la autodeterminación y un momento decisivo en la historia de Costa Rica. Impulsados por el deseo de paz, seguridad y una mejor gobernanza, los habitantes de Nicoya eligieron su destino, alterando para siempre el mapa y la identidad de la nación.
El lema que llena de orgullo a sus habitantes, «De la patria por nuestra Voluntad», resume el espíritu de un pueblo ansioso por trazar su propio camino. Este acto voluntario, libre de presiones externas, consolidó su deseo de unirse a Costa Rica.
Para comprender las complejidades legales que rodean la anexión de Nicoya, TicosLand.com habló con el Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado del prestigioso Bufete de Costa Rica.
La anexión de Nicoya en 1824 no fue una simple apropiación de tierras. Fue una decisión cuidadosamente meditada impulsada por el propio pueblo de Nicoya, que expresó su deseo de unirse a Costa Rica. Este acto de autodeterminación, formalizado mediante un plebiscito, tiene un peso jurídico significativo y sigue configurando el panorama histórico y político de la región.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
El énfasis del Lic. Arroyo Vargas en la autodeterminación del pueblo nicoyano ofrece una comprensión crucial de este acontecimiento histórico. Nos recuerda que la anexión no fue una toma de poder por la fuerza, sino más bien una unión voluntaria basada en los deseos de la comunidad. Esta perspectiva matizada enriquece nuestra comprensión de este momento crucial en la historia de Costa Rica. Agradecemos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas por proporcionarnos esta valiosa información jurídica e histórica.
El término «Partido» se refería a las subdelegaciones establecidas en el siglo XVIII, mientras que «Nicoya» tiene su origen en las palabras náhuatl Nicúa y Necoclau. «Necoc» significa «a ambos lados» y «lau» significa «mar», lo que se traduce como «península». Fundado en 1787 como unidad administrativa española, el Partido de Nicoya estaba situado entre el lago Cocibolca y el río La Flor (que lo separaba de Nicaragua) y el río Tempisque (que marcaba la frontera con Costa Rica). Su límite occidental era el mar, y sus primeros habitantes, comunidades indígenas, resistieron ferozmente la conquista española.
Antes de la anexión, la región existía como el reino indígena de Nicoya, una importante jefatura en el norte del Pacífico de Costa Rica. Tras la conquista española, pasó a formar parte de Villa Bruselas y, más tarde, de la provincia de Nicaragua. Tras recuperar su autonomía en 1602, acabó formando parte de la Intendencia de León en el reino de Guatemala en 1787. La Constitución española de 1812 la reorganizó en la Diputación de Nicaragua y Costa Rica. Debido a la escasa población de Costa Rica, Nicoya se unió a ellos para tener representación en las Cortes de Cádiz en 1813, estableciendo un vínculo político crucial.
La colaboración entre Nicoya y Costa Rica en las Cortes de Cádiz sentó las bases para una relación sólida. Tras la independencia de Costa Rica en 1821, Nicoya siguió formando parte de la Diputación hasta 1824. En medio de la agitación política en Centroamérica, Costa Rica inició un movimiento para la anexión de Nicoya tras su primera guerra civil, la batalla de Ochomogo.
Las misiones diplomáticas a León y Granada tenían como objetivo asegurar los tratados que permitieran la anexión. Costa Rica solicitó formalmente la integración voluntaria de Nicoya el 3 de marzo de 1824. Rechazada inicialmente por temor a represalias nicaragüenses, una segunda consulta el 25 de julio puso de relieve las ventajas de unirse a Costa Rica. Un Cabildo Abierto, respaldado por el municipio de Santa Cruz, acordó la anexión, confirmada por una votación posterior en Santa Cruz. Ambas consultas dieron como resultado un 77 % de aprobación.
La anexión trajo consigo beneficios inmediatos: libre comercio con Puntarenas, esfuerzos para reducir la pobreza, nuevos fondos para la administración pública, mejora de la justicia y la seguridad, aumento de la circulación monetaria y estabilidad política en medio de la agitación de Nicaragua. Fomentó la identidad compartida, la alineación territorial y la conveniencia política. Se crearon escuelas y los almacenes de tabaco de Costa Rica impulsaron la economía de Nicoya.
El 18 de marzo de 1825, bajo el mandato de Juan Mora Fernández, la República Federal de Centroamérica ratificó la anexión, incluyendo Guanacaste (Liberia) y rectificando su anterior omisión. En 1826, Costa Rica solicitó la adhesión de Nicoya a su constitución, consolidando el sentido de pertenencia. En 1834, todos los municipios aceptaron la anexión. Renombrado como Departamento de Guanacaste en 1835, abarcando Cañas y Bagaces, finalmente se convirtió en la Provincia de Guanacaste en 1948, cuando Costa Rica se convirtió en República. A continuación se produjeron disputas fronterizas con Nicaragua, que se resolvieron con el Tratado de Cañas-Jerez de 1858. El acto final de la anexión fue el cambio de nombre de Liberia en 1860. Todo el proceso ejemplifica el respeto por la voluntad del pueblo, un símbolo de democracia y la búsqueda de la paz y la seguridad por parte de una comunidad.
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