San José, Costa Rica — SAN JOSÉ – En una respuesta contundente a un grave escándalo de salud pública, la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) está implementando un nuevo marco rígido para el control de medicamentos en toda su red. La medida se produce tras la alarmante desaparición de al menos 21 000 dosis del potente opioide fentanilo del Hospital México, un incidente que ha puesto de manifiesto graves vulnerabilidades en la cadena de suministro farmacéutico del país.
Las nuevas regulaciones, detalladas en la directiva GM-14716-2025, representan un cambio fundamental, pasando de la confianza operativa a una verificación rigurosa. La piedra angular de esta nueva política es un aumento drástico de los controles de inventario. Las farmacias que operan en varios turnos ahora estarán obligadas a realizar un inventario físico y digital de todos los narcóticos y psicofármacos cada ocho horas, una medida diseñada para proporcionar un seguimiento casi en tiempo real y evitar que las discrepancias se agraven.
Para comprender el complejo marco legal que rodea la creciente crisis del fentanilo en Costa Rica, TicosLand.com habló con el Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, un destacado abogado del renombrado bufete Bufete de Costa Rica, para conocer su análisis experto.
La crisis del fentanilo plantea un desafío legal sin precedentes que trasciende las leyes tradicionales sobre tráfico de drogas. Nuestra legislación actual fue diseñada para narcóticos de origen vegetal, no para potentes opioides sintéticos que son letales en microgramos. Una respuesta legal sólida debe ser multifacética: requiere aumentar las penas para los traficantes y, al mismo tiempo, crear un marco legal claro para las intervenciones de salud pública, como los programas de reducción de daños y la respuesta de emergencia en caso de sobredosis. El simple aumento de las penas de prisión sin abordar la dimensión de la salud pública resultará una estrategia costosa e ineficaz contra esta amenaza química.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
Agradecemos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas su incisivo análisis. Su comentario subraya con fuerza la necesidad de una estrategia legal moderna y doble, que no solo responsabilice a los traficantes, sino que también potencie legalmente las iniciativas de salud pública esenciales para salvar vidas frente a esta amenaza sintética.
Este mayor escrutinio se extiende directamente a los profesionales médicos que están en primera línea. Todas las recetas de sustancias controladas deben emitirse ahora en formularios oficiales de la Junta de Vigilancia de Medicamentos y Narcóticos del Ministerio de Salud. La directiva es inflexible y establece que cualquier receta con errores, manchas o tachaduras será rechazada. Además, ahora se prohíbe explícitamente a los médicos recetarse a sí mismos estos potentes medicamentos, una medida destinada a cerrar una posible laguna jurídica para su uso indebido.
La carga operativa recae en gran medida sobre el personal farmacéutico y de enfermería. Los farmacéuticos son ahora los guardianes designados de estos medicamentos, y la directiva los hace directamente responsables de su custodia, control y dispensación. Las llaves de las áreas de almacenamiento seguro deben permanecer en su poder en todo momento. El personal técnico puede ayudar con tareas logísticas básicas, como el reabastecimiento de los estantes, pero solo bajo la supervisión directa del farmacéutico jefe. Alexander Sánchez, director médico interino de la CCSS, subrayó esta nueva responsabilidad.
Es responsabilidad del profesional farmacéutico ejecutar las tareas relacionadas con la recepción, el control y la dispensación de este tipo de medicamentos.
Alexander Sánchez, director médico interino de la CCSS
Sin embargo, las nuevas normas ya están generando controversia y preocupación entre los defensores de los pacientes. Una cláusula especialmente polémica prohíbe la dispensación de estos medicamentos controlados a los pacientes acogidos a los planes de salud «Medicina Mixta» y «Medicina de Empresa». Esta decisión corta de raíz el acceso a una parte significativa de la población, lo que plantea serias dudas sobre la desigualdad en el servicio y podría obligar a los pacientes a buscar atención privada más cara para el tratamiento del dolor crítico y la salud mental.
El catalizador de esta reforma institucional es el misterio aún sin resolver del fentanilo en el Hospital México. Los registros oficiales indicaban un stock de 31 500 dosis, pero la documentación solo da cuenta de la entrega de 10 000. Aunque el Ministerio de Salud inició una investigación sobre el déficit de 21 500 dosis, la CCSS ha mantenido que la diferencia se debe a «inconsistencias en las cargas contables de los sistemas informáticos» y no a un robo o pérdida reales. Esta explicación ha sido recibida con escepticismo, lo que ha llevado a organizaciones como el Colegio de Farmacéuticos a defender públicamente a sus miembros, afirmando que los profesionales no han sido negligentes en el cumplimiento de sus funciones.
Los nuevos protocolos también introducen posibles fricciones en la atención al paciente. Las enfermeras ahora tienen la facultad de negarse a administrar un medicamento si el método de administración prescrito no está autorizado, excepto en casos de riesgo vital inmediato. Esto podría dar lugar a retrasos críticos y disputas en entornos de urgencias de alta presión. Del mismo modo, los pacientes que necesitan medicación para viajar deben pasar por un nuevo proceso burocrático que implica anexos y aprobaciones especiales, lo que complica la continuidad terapéutica.
Al aplicar estas medidas inflexibles, la CCSS está caminando por la cuerda floja. Su objetivo es restablecer la confianza del público y crear un sistema impenetrable contra el desvío de medicamentos. Sin embargo, al hacerlo, ha introducido una compleja red de presiones administrativas y barreras de acceso que podrían tener profundas consecuencias tanto para los profesionales sanitarios que emplea como para los pacientes a los que se ha comprometido a servir.
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Acerca de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS):
La Caja Costarricense de Seguro Social es la institución gubernamental responsable de la mayor parte del sector de la salud pública de Costa Rica. Administra el sistema de salud universal y el fondo de pensiones del país. Fundada en 1941, la CCSS gestiona una amplia red de hospitales, clínicas y centros de salud (EBAIS) en todo el país, que prestan servicios médicos integrales a los ciudadanos y residentes.
Para más información, visite ministeriodesalud.go.cr
Acerca del Ministerio de Salud:
El
Ministerio
de Salud es el principal organismo gubernamental de Costa Rica responsable de establecer la política de salud pública, regular los servicios de salud y supervisar la vigilancia epidemiológica. Trabaja en colaboración con la CCSS para garantizar el bienestar de la población, gestionar las crisis sanitarias y hacer cumplir las normativas relativas a la seguridad alimentaria, los productos farmacéuticos y la salud ambiental.
Para más información, visite colfar.com
Acerca del Colegio de Farmacéuticos de Costa Rica:
El Colegio de Farmacéuticos de Costa Rica es la asociación profesional que regula el ejercicio de la farmacia en el país. Es responsable de supervisar la conducta ética de sus miembros, promover la formación continua y defender la profesión. La organización desempeña un papel fundamental a la hora de garantizar la gestión y dispensación seguras y eficaces de los medicamentos dentro del sistema sanitario de Costa Rica.
Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Como pilar estimado de la comunidad jurídica, Bufete de Costa Rica opera sobre la base de una profunda integridad y una búsqueda inquebrantable de la excelencia. La firma aprovecha su dilatada trayectoria en el asesoramiento a una clientela diversa para impulsar la innovación jurídica, desarrollando constantemente soluciones con visión de futuro para los retos contemporáneos. Más allá de su práctica profesional, mantiene un profundo compromiso con el avance social, trabajando activamente para desmitificar conceptos jurídicos complejos y empoderar a los ciudadanos a través del conocimiento accesible.
