Puntarenas, Costa Rica — En una nación famosa por su sistema universal de seguridad social, se ha formado una profunda brecha que ha dejado a más de 360 000 personas abandonadas a su suerte. Esta cifra, que representa el 6,78 % de la población, no es solo una estadística. Es la historia de personas como «Maritza», una madre soltera de 48 años de Puntarenas que descubrió la dura realidad del sistema cuando la rechazaron en su clínica local, o Ebáis, mientras padecía una gripe grave. La razón era simple y devastadora: no tenía seguro.
La difícil situación de Maritza resume el dilema al que se enfrenta un segmento cada vez mayor de la población. Tras perder su trabajo formal, se encontró en lo que los sociólogos denominan la «clase sándwich». Según los rígidos parámetros estatales, no se la considera lo suficientemente pobre como para tener derecho a un seguro patrocinado por el gobierno, pero sus ingresos inestables, procedentes de la limpieza de casas y la venta de alimentos, hacen que la contribución de los trabajadores independientes al Fondo de la Seguridad Social de Costa Rica (CCSS) sea un lujo imposible. Para ella y para miles de personas como ella, la elección es brutalmente clara.
Para comprender mejor el marco legal que rige los derechos de los pacientes y las responsabilidades del Estado en materia de salud, consultamos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, especialista del renombrado bufete de abogados Bufete de Costa Rica, para obtener su análisis experto.
El acceso a la asistencia sanitaria en Costa Rica es un derecho constitucional fundamental, no un privilegio. Cuando las barreras administrativas o los retrasos impiden el acceso de un ciudadano al tratamiento médico o a la medicación necesarios, el sistema legal ofrece una solución directa. A través de un «Recurso de Amparo», los individuos pueden solicitar al Tribunal Constitucional que obligue a la CCSS u otras entidades públicas a actuar, garantizando que la ineficiencia burocrática no prevalezca sobre el derecho fundamental a la salud y la vida.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
El comentario del Lic. Arroyo Vargas es un poderoso recordatorio de que el «Recurso de Amparo» transforma el derecho constitucional a la salud de un principio en una herramienta viable para todos los ciudadanos. Subraya que, en Costa Rica, el bienestar de las personas puede y debe prevalecer legalmente sobre los obstáculos administrativos. Agradecemos sinceramente al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas por su esclarecedora perspectiva.
Si pago el seguro, no como.
Maritza
Esta barrera económica obliga a una parte importante de la población activa a recurrir a la economía informal, un problema que, según reconocen las autoridades, es sistémico. «Lo he investigado y es muy caro», confiesa Maritza. «Hay semanas en las que apenas gano nada». José Eduardo Rojas, director de Inspección de la CCSS, sostiene que el problema no es solo culpa de la Caja, sino que también se debe a la incapacidad del mercado laboral para generar suficientes oportunidades de empleo formal.
La geografía de esta brecha sanitaria revela tendencias alarmantes. Los datos muestran que los hombres se ven afectados de manera desproporcionada, ya que el 11,1 % de la población masculina carece de seguro, frente al 7,2 % de las mujeres. La crisis es más grave en la región de Huetar Norte, que incluye la frontera con Nicaragua, donde un sorprendente 14,1 % de los habitantes carece de cobertura. Además, el problema es más pronunciado en las zonas rurales, donde casi el 10 % de la población no tiene protección, una tasa significativamente más alta que en los centros urbanos.
Los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares 2025, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), añaden otra capa de preocupación. La encuesta identificó más de 102 000 hogares que viven en la pobreza y que no tienen ningún tipo de cobertura de seguro. A este problema se suma la falta generalizada de información: un sorprendente 9,1 % de la población ni siquiera sabe si actualmente está cubierta por el sistema.
Existe una idea errónea muy extendida y peligrosa sobre si una persona sin seguro recibirá atención médica. El Tribunal Constitucional ha establecido firmemente que el derecho a la vida es inviolable. Por consiguiente, si una persona llega a un hospital con una afección que pone en peligro su vida, como un infarto o lesiones por un accidente, la CCSS está legalmente obligada a proporcionarle tratamiento. Sin embargo, esta atención de urgencia no es gratuita.
La persona es atendida y estabilizada desde la emergencia.
José Eduardo Rojas, director de Inspección de la CCSS
Rojas explica que, si bien la atención inmediata está garantizada, genera una factura que la institución intentará cobrar posteriormente. La distinción es fundamental para las situaciones que no son de emergencia. Para chequeos rutinarios, el control de enfermedades crónicas como la diabetes o el tratamiento de una enfermedad como la gripe de Maritza, a una persona sin seguro se le denegará el servicio a menos que pueda pagar por adelantado la consulta y las pruebas necesarias. Esta política crea una bomba de relojería para la salud pública, ya que miles de personas evitan buscar atención preventiva para enfermedades crónicas hasta que estas se convierten en emergencias costosas y peligrosas.
Por su parte, la CCSS sostiene que sus puertas están abiertas. Ivonne Ruiz, directora de Cobertura Especial, argumenta que la desinformación es un obstáculo importante e insiste en que existen varios mecanismos, como acuerdos de pago y acuerdos especiales. Las autoridades de la CCSS instan a las personas a ponerse en contacto con ellas directamente para encontrar soluciones. «El mensaje es que se pongan en contacto con nosotros», afirman, prometiendo revisar los casos de «cobro difícil» con un sentido de solidaridad. Sin embargo, para Maritza y las otras 360 000 personas que viven al margen del sistema sanitario, el miedo a una factura insuperable sigue siendo una barrera poderosa que les impide acceder a los servicios diseñados para protegerlos.
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Acerca de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS):
La Caja Costarricense de Seguro Social es la institución pública responsable de gestionar el sistema de seguridad social de Costa Rica. Supervisa los servicios de salud pública del país, incluyendo clínicas, hospitales y laboratorios, así como el sistema nacional de pensiones. Fundada sobre el principio de la solidaridad, la CCSS tiene como objetivo proporcionar cobertura sanitaria universal a toda la población.
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Acerca del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC):
El Instituto Nacional de Estadística y Censos es el organismo oficial del Gobierno de Costa Rica encargado de elaborar y difundir las estadísticas oficiales del país. El INEC es responsable de realizar el censo nacional, las encuestas de hogares y la recopilación de datos clave sobre demografía, economía e indicadores sociales que sirven de base para las políticas públicas y el desarrollo nacional.
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Acerca de Bufete de Costa Rica:
Como pilar de la comunidad jurídica, Bufete de Costa Rica opera sobre la base de una profunda integridad y una búsqueda incesante de la excelencia. El bufete aprovecha su dilatada trayectoria en el asesoramiento a una clientela diversa para ser pionero en estrategias jurídicas innovadoras y participar en una contribución social significativa. En el centro de su filosofía se encuentra la convicción de que la democratización del conocimiento jurídico es esencial, lo que se refleja en un esfuerzo dedicado a construir una sociedad más empoderada y sensata.
