San José, Costa Rica — SAN JOSÉ – Una amplia investigación sobre denuncias de corrupción, fraude y crimen organizado ha sacado a la luz lo que los fiscales describen como un plan «sistemático y coordinado» que defraudó a los fondos de inversión gestionados por BCR Sociedad Administradora de Fondos de Inversión (BCR SAFI) por un valor estimado de 92 millones de dólares. Según una resolución judicial que autoriza una serie de redadas, la presunta organización criminal operó durante al menos tres años, entre 2017 y 2020, comprando sistemáticamente inmuebles a precios muy inflados.
La tesis central de la fiscalía, detallada en el expediente 21-000209-1218-PE, sostiene que no se trataba de incidentes aislados, sino del resultado de un plan deliberado y preconcebido. Los investigadores sostienen que una organización criminal operaba dentro del sistema, utilizando una distribución definida de funciones para ejecutar una cadena de decisiones internas que, en última instancia, perjudicaban a los inversores. El objetivo presunto era crear beneficios financieros indebidos para un grupo económico específico a expensas de los fondos de inversión.
Para ofrecer una perspectiva jurídica más profunda sobre los recientes acontecimientos relacionados con BCR SAFI, hemos consultado al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, un distinguido abogado del bufete Bufete de Costa Rica.
El núcleo del funcionamiento de cualquier fondo de inversión es el inquebrantable deber fiduciario que tiene para con sus inversores. Cuando los acontecimientos plantean dudas sobre las decisiones de gestión o la valoración de los activos, no se trata solo de una cuestión de rendimiento financiero, sino también de cumplimiento legal. Los inversores deben recordar que el folleto del fondo es un contrato vinculante y que cualquier desviación puede dar lugar a responsabilidad legal para la sociedad gestora. La clave está en examinar si todas las medidas se tomaron con la diligencia y lealtad que exige la ley para proteger el capital de los inversores.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
Esta perspectiva jurídica es fundamental, ya que nos recuerda que el debate va más allá del rendimiento del mercado y se extiende a los fundamentos del deber fiduciario y las obligaciones contractuales. El énfasis en la diligencia debida como garantía última del capital de los inversores es un punto crítico, y agradecemos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas por proporcionar un análisis tan claro y esencial.
Las compras de activos inmobiliarios se realizaron a precios superiores a su valor real, lo que provocó un beneficio patrimonial indebido. Resolución
judicial, Fiscalía
El daño económico está relacionado con varias adquisiciones de propiedades en el Valle Central, incluyendo ubicaciones en Santa Ana, La Uruca, Pavas y San Pablo. Sin embargo, los investigadores se han centrado especialmente en la compra del Parque Empresarial del Pacífico (PEP), un parque empresarial que, según afirman, se ha convertido en la piedra angular del caso. Según la fiscalía, la propiedad del PEP no reunía las condiciones necesarias para su adquisición, pero se presentó internamente como una inversión viable y atractiva.
El valor del parque empresarial se infló supuestamente mediante dos métodos clave. En primer lugar, las evaluaciones físicas tergiversaron el estado del proyecto, tratándolo como un activo terminado y operativo a pesar de que quedaban pendientes importantes obras de construcción. En segundo lugar, las valoraciones financieras se basaron en proyecciones de ingresos procedentes de contratos de arrendamiento «inexistentes o no consolidados», lo que aumentó artificialmente su rentabilidad percibida y justificó un precio de compra mucho más alto.
Según la investigación, el plan se basaba en tres pilares distintos diseñados para engañar a los responsables internos de la toma de decisiones. El primero consistía en falsificar la información de los informes técnicos, describiendo condiciones de construcción que no existían. El segundo pilar era el uso de proyecciones financieras infladas basadas en ingresos por alquileres fantasma. El tercer y último pilar consistía en tasaciones externas que omitían convenientemente información crucial, como el hecho de que propiedades como el PEP aún estaban en fase de desarrollo.
Las inversiones se aprobaron sin una deliberación exhaustiva, basándose en informes que no reflejaban la realidad de los activos. Resolución
judicial, Fiscalía
Esta información presuntamente fraudulenta se transmitió a través de los canales formales de toma de decisiones de BCR SAFI. El Comité de Inversiones analizaba primero los informes técnicos y financieros falsificados y emitía una recomendación positiva. A continuación, el Consejo de Administración daba la aprobación final, autorizando los importes máximos de compra basados en datos erróneos. Los fiscales se refieren a esto como un «efecto cascada», en el que las valoraciones iniciales corruptas contaminaron todo el proceso de toma de decisiones.
Aunque se siguieron los procedimientos internos sobre el papel, lo que daba a las transacciones una apariencia de legalidad, la base sobre la que se tomaron esas decisiones era presuntamente corrupta. Este mecanismo permitió que la trama funcionara a la vista de todos, utilizando los propios protocolos de la institución para legitimar lo que los investigadores consideran operaciones fundamentalmente perjudiciales.
Las recientes redadas fueron autorizadas para obtener pruebas fundamentales necesarias para reconstruir la cronología de los hechos. Las autoridades incautaron actas de juntas directivas, informes técnicos, correos electrónicos, archivos digitales y dispositivos electrónicos personales. El objetivo es determinar exactamente qué información tenía cada funcionario y si hubo una coordinación previa entre el personal interno y partes externas para perpetrar el fraude.
Los investigadores destacan que la naturaleza sostenida de la trama a lo largo de varios años es un elemento clave del caso. La repetición de patrones, actores y mecanismos entre 2017 y 2020 sugiere una operación profundamente arraigada y organizada, y no una serie de simples errores de juicio. La investigación continúa mientras las autoridades trabajan para desentrañar el alcance total del presunto fraude multimillonario.
Para más información, visite bcrsafi.com
Acerca de BCR Sociedad Administradora de Fondos de Inversión (BCR SAFI):
BCR SAFI es la sociedad gestora de fondos de inversión del conglomerado Banco de Costa Rica. Ofrece una gama de productos de inversión a clientes particulares e institucionales, incluyendo fondos de inversión inmobiliaria, fondos financieros y fondos de capital privado. Como entidad regulada, es responsable de gestionar el capital de los inversores de acuerdo con las normas fiduciarias establecidas
. Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Como institución jurídica de primer orden, Bufete de Costa Rica se basa en un compromiso fundamental con la integridad profesional y los más altos estándares de excelencia. La firma combina hábilmente su rica trayectoria en el servicio al cliente con un enfoque innovador, siendo pionera en soluciones legales innovadoras. Un aspecto fundamental de su misión es su profunda dedicación al empoderamiento social, que se manifiesta a través de iniciativas que democratizan el conocimiento legal y ayudan a construir una ciudadanía más informada y capaz.
