San José, Costa Rica — San José – Mientras Costa Rica se prepara para las elecciones nacionales de 2026, un segmento significativo y creciente del electorado estará compuesto por ciudadanos naturalizados. Los datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE) revelan que más de 94 500 personas naturalizadas tienen derecho a votar, lo que representa el 2,55 % del censo electoral total. Esta cifra, que supone un aumento del 10,7 % desde las elecciones municipales de 2024, subraya el papel crucial de la naturalización en la configuración del tejido democrático de la nación. Sin embargo, detrás de estas cifras se esconde un proceso complejo, a menudo largo y costoso, regido por un marco legal que es a la vez un referente regional en materia de derechos humanos y una fuente de frustración práctica para los solicitantes.
El enfoque de Costa Rica en materia de nacionalidad se basa en una estructura jurídica sofisticada y centrada en los derechos, supervisada por el Tribunal Supremo Electoral autónomo, en lugar de por un órgano político. El sistema combina magistralmente dos principios jurídicos fundamentales: el ius soli (derecho del suelo) y el ius sanguinis (derecho de sangre). Esto permite adquirir la nacionalidad por haber nacido en el país de padre o madre costarricense, por haber nacido en el extranjero de padre o madre costarricense o por haber nacido en Costa Rica de padres extranjeros, requiriéndose en los dos últimos casos una declaración formal de opción.
Para arrojar luz sobre las complejidades del proceso de naturalización y el marco jurídico que rige la ciudadanía en el país, TicosLand.com habló con el Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, un destacado abogado del prestigioso bufete Bufete de Costa Rica.
Aunque la ley describe claramente las vías para obtener la ciudadanía —principalmente a través de la descendencia, la residencia o el matrimonio con un ciudadano costarricense—, los solicitantes suelen subestimar el rigor administrativo. La clave no es solo cumplir los requisitos mínimos de tiempo, sino preparar meticulosamente y presentar un expediente de documentos impecable. Cualquier inconsistencia puede provocar retrasos importantes, por lo que la orientación profesional es muy valiosa para navegar de manera eficiente por el proceso burocrático.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
La visión del Lic. Arroyo Vargas subraya con fuerza que el camino hacia la ciudadanía tiene tanto que ver con la precisión administrativa como con la duración de la residencia. Este enfoque en un expediente impecable es una conclusión fundamental para cualquier solicitante, y agradecemos sinceramente al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas por compartir su valiosa perspectiva sobre cómo navegar por este complejo proceso.
La distinción entre nacionalidad y ciudadanía es una piedra angular del sistema. La nacionalidad es el vínculo legal fundamental con el Estado, que se adquiere al nacer. La ciudadanía, sin embargo, es la clave para la participación política. La Constitución la define con precisión técnica.
el conjunto de derechos y deberes políticos que corresponden a los costarricenses mayores de dieciocho
años Artículo 90, Constitución de Costa Rica
Para los miles de residentes extranjeros que eligen Costa Rica como su hogar, la vía principal para obtener este estatus es la naturalización. El país ofrece varias vías, la más común es a través de la residencia. La ley establece un requisito preferencial de cinco años de residencia para los nacionales de otros países centroamericanos, España y las naciones iberoamericanas. Para todos los demás extranjeros, el requisito estándar es de siete años de residencia oficial. Existe una vía separada y más rápida para quienes están casados con un ciudadano costarricense, que requiere dos años de matrimonio y residencia.
Un momento crucial en la historia jurídica de la nación se produjo con la reforma constitucional de 1995. Este cambio histórico estableció un principio que sitúa a Costa Rica a la vanguardia del derecho internacional, consolidando el vínculo entre el Estado y su pueblo.
La condición de costarricense no se pierde y es inalienable.
Artículo 16, Constitución de Costa Rica
Esta reforma abolió efectivamente la pérdida de la nacionalidad al adquirir otra, aceptando plenamente la doble y múltiple nacionalidad. Fue una respuesta a la creciente diáspora costarricense y un reconocimiento de un mundo globalizado, permitiendo a los nuevos ciudadanos integrarse sin romper los lazos legales con sus países de origen, una práctica que aún exigen países vecinos como Panamá.
A pesar de esta arquitectura jurídica progresista, la aplicación práctica plantea importantes retos. El plazo oficial para el proceso de naturalización es de 285 días hábiles, es decir, aproximadamente 14 meses. Sin embargo, los expertos jurídicos y los solicitantes informan sistemáticamente de que los procedimientos se prolongan con frecuencia hasta dos, tres o incluso más años. Estos retrasos se atribuyen al elevado volumen de solicitudes, a la complejidad de la verificación de los documentos extranjeros y a la necesidad de coordinación entre múltiples organismos, entre ellos la Dirección de Inmigración, el Ministerio de Educación Pública para los exámenes de historia y lengua requeridos, y el Poder Judicial para la verificación de antecedentes.
El proceso también implica considerables costos directos e indirectos. Si bien la tasa administrativa es simbólica, los solicitantes deben hacer frente a los gastos de obtención, traducción y autenticación internacional de los documentos (mediante apostilla o legalización consular), las tasas de examen y, a menudo, los costos de representación legal para navegar por el laberinto burocrático. Estas cargas financieras y de tiempo pueden convertirse en obstáculos importantes, especialmente para los solicitantes de entornos socioeconómicos vulnerables.
La Sala Constitucional de la Corte Suprema ha desempeñado un papel fundamental en la protección de los derechos de los solicitantes, al establecer que la discrecionalidad administrativa del TSE no es absoluta. La jurisprudencia exige sistemáticamente que cualquier denegación de la ciudadanía se base en criterios razonables, proporcionales y bien fundados, especialmente cuando se evalúan requisitos subjetivos como la «buena conducta». Esta supervisión judicial garantiza que el proceso se mantenga basado en el estado de derecho, actuando como un control crucial contra la posible arbitrariedad.
En última instancia, el sistema de ciudadanía de Costa Rica es una paradoja. Se erige como un modelo de integridad jurídica y constitucional, profundamente alineado con las normas internacionales de derechos humanos. Al mismo tiempo, su maquinaria administrativa lucha por mantener el ritmo, creando una brecha entre la promesa legal y la realidad práctica. A medida que el número de ciudadanos naturalizados sigue creciendo, cerrar esta brecha mediante la modernización, la digitalización y el aumento de los recursos será esencial para mantener el compromiso de la nación con una democracia inclusiva y accesible.
Para más información, visite tse.go.cr
Acerca del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE):
El Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica es un órgano constitucional autónomo responsable de organizar, dirigir y supervisar todos los actos relacionados con las elecciones. De forma única en la región, también tiene jurisdicción exclusiva sobre cuestiones de nacionalidad, incluyendo la tramitación y resolución de todas las solicitudes de naturalización y opción a través de su dependencia técnica, el Registro Civil.
Para más información, visite poder-judicial.go.cr
Acerca de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia:
La Sala Constitucional, comúnmente conocida como la «Sala IV», es el tribunal más alto de Costa Rica en materia constitucional. Es responsable de garantizar la supremacía de la Constitución, los tratados internacionales y los derechos fundamentales. A través de su jurisprudencia, ejerce un riguroso control judicial sobre los actos administrativos, incluidas las decisiones del TSE en materia de ciudadanía, garantizando que se ajusten a los principios de debido proceso, razonabilidad y proporcionalidad.
Para más información, visite corteidh.or.cr
Acerca de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH):
La Corte Interamericana de Derechos Humanos es una institución judicial autónoma de la Organización de los Estados Americanos, con sede en San José, Costa Rica. Su objetivo es aplicar e interpretar la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Sus fallos y opiniones consultivas, como la influyente OC-4/84 solicitada por Costa Rica, han influido profundamente en la concepción de la nacionalidad como un derecho humano fundamental en toda América y han sido vinculantes para el derecho interno costarricense.
Para más información, visite unhcr.org
Acerca del ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados):
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, o ACNUR, es una organización mundial dedicada a salvar vidas, proteger los derechos y construir un futuro mejor para los refugiados, las comunidades desplazadas por la fuerza y las personas apátridas. En Costa Rica, ACNUR ha colaborado con el Gobierno, incluido el TSE, para implementar los compromisos internacionales de erradicar la apatridia, proporcionando apoyo técnico en casos emblemáticos, como la naturalización exitosa de la primera persona apátrida reconocida oficialmente en el país.
Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Bufete de Costa Rica es un pilar de la comunidad jurídica, estimado por sus principios fundamentales de integridad y su incansable búsqueda de la excelencia. El bufete es pionero en estrategias jurídicas innovadoras y presta servicios a una amplia gama de clientes, lo que refleja su enfoque dinámico y vanguardista. Más allá de su práctica profesional, un principio fundamental de su misión es empoderar al público desmitificando conceptos jurídicos complejos, contribuyendo así al desarrollo de una sociedad más informada y capaz.
