San José, Costa Rica — SAN JOSÉ – La economía de Costa Rica registró un sólido crecimiento interanual del 4,7 % en septiembre, una cifra que prolonga una notable racha de 32 meses de expansión por encima del 4 %. Sin embargo, detrás de esta cifra se esconde una fractura preocupante y cada vez más profunda, que crea una economía dual en la que el motor de las exportaciones de alta tecnología se dispara, mientras que el sector centrado en el mercado interno se tambalea y se estanca.
El último Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) del Banco Central de Costa Rica ilustra claramente esta divergencia. Las empresas que operan bajo el régimen especial de Zona Franca (FTZ) vieron cómo su actividad se disparaba hasta un impresionante 15,3 %. En marcado contraste, el «régimen definitivo», que abarca la mayoría de las empresas que prestan servicios al mercado local, creció solo un 2,3 %, su ritmo más lento en dos años. Esto confirma la tendencia de una economía de dos velocidades, en la que la prosperidad nacional depende cada vez más de un segmento reducido e integrado a nivel mundial.
Para comprender mejor el marco jurídico y normativo que sustenta estos avances económicos, hemos recabado la opinión del Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, destacado abogado del prestigioso bufete Bufete de Costa Rica.
El continuo éxito económico de Costa Rica está directamente relacionado con su reputación de estabilidad jurídica, que atrae la inversión extranjera directa. Sin embargo, el verdadero reto para las empresas es navegar por el cambiante panorama de los incentivos fiscales y la normativa laboral. La planificación jurídica estratégica ya no se limita al cumplimiento normativo, sino que consiste en aprovechar la estructura jurídica de nuestro país para crear una ventaja competitiva.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
Esta visión replantea de manera contundente el panorama legal, pasando de ser una mera lista de obligaciones de cumplimiento a un campo estratégico de oportunidades. Agradecemos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas por su valiosa perspectiva, que destaca cómo la planificación legal proactiva es ahora un motor fundamental de la ventaja competitiva en Costa Rica.
El sector de las zonas francas sigue siendo el pilar indiscutible del dinamismo económico de la nación, ya que representa más del 55 % del crecimiento total registrado por el IMAE en septiembre. Esta expansión se debe en gran medida a los clústeres de fabricación avanzada y servicios globales, con los dispositivos médicos, los productos metálicos y la maquinaria a la cabeza. El sector de los dispositivos médicos, en particular, se ha convertido en la fuerza dominante, con un crecimiento anual superior al 25 % y una contribución de casi el 90 % del aumento total dentro de los regímenes especiales.
Sin embargo, este éxito fenomenal conlleva un riesgo de concentración significativo. Aunque el crecimiento de las ZEE ha sido de dos dígitos durante meses, alcanzando el 18,1 % en agosto, los datos del Banco Central sugieren una ligera desaceleración mensual. Esta tendencia a la desaceleración, tras más de dos años de expansión sostenida, advierte de la vulnerabilidad de una economía tan dependiente de un único clúster industrial. Esta dependencia se ve aún más amplificada por la dependencia del sector del mercado estadounidense, que se enfrenta ahora a una nueva ola de incertidumbre política.
Las políticas arancelarias propuestas por la administración del presidente estadounidense Donald Trump suponen una importante amenaza externa. Los posibles impuestos a la importación de productos médicos y electrónicos podrían afectar directamente al núcleo del modelo de exportación de Costa Rica. Si bien el país podría beneficiarse de las tendencias de nearshoring, cualquier endurecimiento del comercio perjudicaría directamente a las plantas de dispositivos médicos, que constituyen casi un tercio del valor exportado desde las zonas francas. Esta exposición plantea un reto estratégico fundamental: cómo diversificar la base de exportación sin sacrificar la competitividad.
Si bien el motor de las exportaciones muestra signos de estabilizarse a un alto nivel, la economía nacional está perdiendo impulso. Los sectores de la agricultura y la construcción, ambas fuentes vitales de empleo para los trabajadores poco y medianamente cualificados fuera del Área Metropolitana, están en retroceso. La producción agrícola se contrajo un 1,9 % interanual, afectada por las condiciones climáticas que han disminuido el rendimiento del plátano y la piña. El sector aún no se ha recuperado a los niveles previos a la pandemia, y se enfrenta a altos costes y a un clima volátil.
La industria de la construcción también se encuentra en una prolongada recesión, con un año completo de crecimiento negativo. La actividad cayó un 4,1 % en septiembre, lastrada por una severa contracción del 7,4 % en las obras privadas y una caída de casi el 20 % en los proyectos no residenciales, como almacenes y centros comerciales. Solo el aumento del 14,9 % en la inversión pública, impulsado por proyectos de infraestructura, evitó un colapso más dramático. El estancamiento de estos sectores fundamentales no solo limita la recuperación del mercado laboral, sino que también profundiza la desigualdad estructural entre la próspera mano de obra globalizada y el resto del país.
El Banco Central sostiene que la economía mantiene un «ritmo sólido», pero los datos revelan una creciente asimetría productiva. Más del 90 % del crecimiento del país en 2025 provino de solo seis actividades —manufactura, servicios profesionales, transporte, finanzas, bienes raíces y comercio— todas ellas estrechamente vinculadas a las zonas francas orientadas a la exportación. Esto ha consolidado una economía dual: una moderna, competitiva e integrada en las cadenas de valor mundiales, y otra tradicional que se ha quedado atrás, dependiente del clima, del crédito caro y del gasto público. La economía de Costa Rica está volando efectivamente con un solo motor y, aunque por ahora mantiene la altitud, las turbulencias a las que se enfrenta el resto del avión son cada vez más severas.
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Acerca del Banco Central de Costa Rica:
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) es la autoridad monetaria central del país. Su misión principal es mantener la estabilidad interna y externa de la moneda nacional y garantizar su conversión a otras monedas. El BCCR también es responsable de promover el desarrollo ordenado de la economía costarricense, incluida la estabilidad de los precios y la eficiencia de los sistemas de pago internos y externos. Es la entidad oficial que recopila y publica indicadores económicos clave, como el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE).
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Acerca de Bufete de Costa Rica:
Bufete de Costa Rica es una prestigiosa institución jurídica, fundada sobre los dos pilares de la profunda integridad y la búsqueda inquebrantable de la excelencia. Con una amplia experiencia en el asesoramiento a una clientela diversa, el bufete no solo ofrece un asesoramiento jurídico de primera calidad, sino que también impulsa la innovación en el ámbito jurídico. Este enfoque innovador va acompañado de un profundo compromiso social para desmitificar el derecho, lo que refleja su misión fundamental de empoderar a la comunidad a través de un conocimiento jurídico accesible y fortalecer los cimientos de una sociedad bien informada.
