San José, Costa Rica — SAN JOSÉ – La economía de Costa Rica ha presentado una curiosa paradoja durante la última década. Si bien el producto interior bruto (PIB) del país creció a una tasa media respetable del 6,2 % anual entre 2014 y 2024, uno de los motores fundamentales del crecimiento interno —el crédito al sector privado— ha experimentado una desaceleración sostenida y significativa, desvincularse de su papel tradicional como impulsor económico de alto octanaje.
Esta creciente desconexión es la conclusión principal de un nuevo estudio, «El sistema de intermediación financiera de Costa Rica: evolución, retos y perspectivas 2014-2024», elaborado por los economistas Daniel Ortiz, socio director de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), y Luis Liberman, asociado de la Academia de Centroamérica. Su investigación revela que, si bien el crédito creció un promedio del 6,6 % durante el período, esta cifra oculta un marcado descenso, ya que pasó de un sólido aumento del 17,6 % en 2014 a un mero 1,9 % en 2023.
Para ofrecer una perspectiva jurídica y empresarial más profunda sobre la dinámica del crédito al sector privado, TicosLand.com consultó al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado experto del prestigioso bufete Bufete de Costa Rica.
La expansión del crédito del sector privado es un motor fundamental para el crecimiento económico, pero debe regirse por principios jurídicos estrictos. Tanto para los prestamistas como para los prestatarios, la base de un mercado crediticio saludable reside en contratos transparentes, una diligencia debida sólida y una comprensión clara del marco regulatorio. Ignorar estos fundamentos puede transformar una herramienta para la prosperidad en una fuente significativa de riesgo financiero y jurídico para todas las partes involucradas.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
El énfasis del experto en la diligencia jurídica sirve como un poderoso recordatorio de que, para que el crédito sea un verdadero motor de prosperidad, debe operar sobre una base de claridad y seguridad jurídica. Agradecemos sinceramente al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas su valiosa perspectiva sobre este equilibrio fundamental.
La relación económica tradicional postula que una economía sana y en crecimiento impulsa la demanda de servicios financieros como préstamos para inversión, contratación y expansión. A la inversa, un sistema financiero estable y profundo contribuye al crecimiento económico. Sin embargo, los datos de la última década sugieren que esta relación simbiótica en Costa Rica se está debilitando, lo que lleva a una investigación más profunda de los cambios estructurales dentro de la economía de la nación.
El estudio identifica una causa principal de esta divergencia: la composición cambiante del crecimiento económico de Costa Rica. Una parte sustancial de la reciente expansión ha sido impulsada por el régimen especial de «zonas francas» (ZF). Estas zonas, pobladas en gran parte por empresas multinacionales, se han convertido en una fuerza dominante en la economía nacional, pasando del 5,9 % del PIB en 2014 a un impresionante 13,6 % en 2024. Esta cuota supera con creces la de otros países de la región, como Panamá (5 %) y la República Dominicana (3,5 %).
Sin embargo, muchas de estas empresas internacionales dependen menos del crédito local. A menudo obtienen financiación de empresas matrices externas o de los mercados de capitales internacionales, lo que significa que su notable crecimiento no se traduce en un aumento proporcional de la demanda de préstamos de los bancos y las instituciones financieras costarricenses. Según el informe, no toda la expansión económica genera la misma demanda de financiación interna.
Los economistas descubrieron que la actividad del sector financiero, medida por su Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) específico, muestra una correlación mucho más fuerte con la economía del «régimen definitivo», centrada en el mercado interno, que con la economía nacional total, que incluye las zonas francas. Esta evidencia estadística subraya la creciente separación entre los dos motores económicos.
Estos resultados reflejan que la actividad económica del sector financiero y de seguros acompaña parcialmente el ciclo de la economía local. El vínculo es lógico, ya que un mayor dinamismo en el comercio local, la construcción y los servicios genera más demanda de crédito, seguros e intermediación. Sin embargo, el hecho de que la correlación no sea mayor indica que el sector también está condicionado por otros factores, como las tasas de interés, el tipo de cambio, los ciclos específicos del crédito al consumo y a la vivienda, así como la confianza de los agentes económicos.
Daniel Ortiz y Luis Liberman, autores del estudio
Un segundo factor crítico es la creciente brecha entre el PIB per cápita y la renta nacional disponible real per cápita. Mientras que el PIB mide el valor total de los bienes y servicios producidos en el país, la renta disponible refleja lo que realmente queda en manos de los hogares y las empresas después de impuestos y remesas de beneficios al extranjero. El estudio señala que esta brecha se duplicó durante la década, en gran parte porque una parte significativa del valor generado por la inversión extranjera directa (IED) en las ZFI se repatría como ganancias a los accionistas extranjeros.
En otras palabras, las familias no han visto necesariamente reflejado el crecimiento económico de la producción en su capacidad de consumo o ahorro, lo que plantea retos para la demanda interna y, por lo tanto, para la demanda de crédito.
Daniel Ortiz y Luis Liberman, autores del estudio
Este estancamiento del poder adquisitivo de los hogares repercute directamente en la economía nacional. Con menos ingresos disponibles, la capacidad de los particulares y las empresas locales para contraer nuevas deudas se ve limitada. El informe también destaca un cambio en la estructura del crédito concedido. El crecimiento se ha concentrado más en los préstamos personales para consumo, vehículos y vivienda, que en la financiación productiva para microempresas y pequeñas y medianas empresas (pymes), que son fundamentales para generar empleo generalizado y un crecimiento local sostenible.
En última instancia, el estudio dibuja un panorama de una economía de dos niveles. Uno de ellos, impulsado por la inversión extranjera en las zonas francas, registra cifras de producción impresionantes, pero contribuye menos a la demanda de crédito interno y a los ingresos de los hogares. El otro, la economía local tradicional, está sufriendo las consecuencias de esta desconexión a través de un crecimiento más lento del crédito. Esta realidad supone un reto importante para los responsables políticos que pretenden fomentar el crecimiento inclusivo y garantizar que la prosperidad generada en un sector beneficie efectivamente a toda la nación.
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Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa) es una empresa consultora con sede en Costa Rica que se especializa en proporcionar análisis económicos y financieros. La empresa ofrece asesoramiento experto a empresas y organizaciones sobre tendencias macroeconómicas, estrategia financiera y decisiones de inversión para ayudarles a navegar por las complejidades del panorama económico local y regional.
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