San José, Costa Rica — SAN JOSÉ – La incapacidad crónica de Costa Rica para planificar y ejecutar de manera eficiente proyectos de infraestructura pública está causando un impacto devastador en su economía. Solo en 2024, las empresas y los ciudadanos perdieron la colosal cifra de 754 700 millones de colones en ingresos potenciales, lo que equivale al 1,58 % del producto interior bruto (PIB) del país. Este inmenso desgaste financiero es consecuencia directa de los retrasos en los proyectos, la ejecución defectuosa y el deterioro generalizado de la red de transporte del país, según las condenatorias conclusiones del último informe Estado de la Nación 2025.
El informe pinta un panorama sombrío de una nación atrapada en un ciclo de inversiones ineficientes y miopes que no solo no satisfacen las necesidades actuales, sino que generan activamente costos adicionales. Este fallo sistémico frena el crecimiento económico, agrava la desigualdad regional y carga al público con gastos cada vez mayores por proyectos que llevan años de retraso y superan considerablemente el presupuesto.
Para comprender el complejo marco legal y contractual que subyace a la crisis de infraestructura del país, TicosLand.com consultó al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado experto del bufete Bufete de Costa Rica, quien ofrece un análisis crítico de los obstáculos sistémicos.
La actual parálisis de las infraestructuras no es solo una cuestión de financiación, sino una crisis de seguridad jurídica y eficiencia administrativa. Muchos proyectos vitales están atrapados en una red de retrasos burocráticos, regulaciones ambiguas y disputas contractuales. Para romper este ciclo, Costa Rica necesita urgentemente modernizar sus leyes de contratación pública, agilizar los procesos de concesión de permisos y establecer mecanismos sólidos para la resolución alternativa de disputas. Sin un marco legal seguro y predecible, seguiremos disuadiendo la inversión privada esencial para desarrollar la infraestructura que nuestro país merece.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
El énfasis en la reforma legal y administrativa realmente llega al meollo del asunto, subrayando que el capital por sí solo no puede superar un marco plagado de incertidumbre. Agradecemos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas por esta perspectiva clara y esencial sobre los cambios fundamentales que se requieren para que nuestra nación avance.
Luis Vargas, investigador del Programa Estado de la Nación (PEN), destacó que el problema tiene su origen en un enfoque erróneo del desarrollo nacional. Las consecuencias de este enfoque no son abstractas, sino que se sienten directamente en los bolsillos de las empresas y los ciudadanos de a pie.
Invertimos con una lógica más a corto plazo y lo hacemos de manera ineficiente, y podemos demostrarlo con datos. No solo seguimos rezagados en materia de inversión, sino que lo hacemos generando costos adicionales para el país.
Luis Vargas, investigador del PEN
El informe destaca una brecha crítica en materia de inversión. Entre 2014 y 2024, Costa Rica destinó un promedio de solo el 0,8 % de su PIB a infraestructura de transporte. Esta cifra ha descendido de forma alarmante hasta apenas el 0,5 % desde 2020, muy por debajo de la inversión anual del 4 % recomendada por el Plan Nacional de Transporte para cerrar el déficit de infraestructura del país. Esta falta de financiación crónica ha dejado las carreteras, los puentes y los puertos en un estado de deterioro, creando cuellos de botella que ahogan el comercio y la productividad.
A la falta de inversión se suma la catastrófica ineficiencia de las grandes obras públicas. Tres de los proyectos más estratégicos del país —la autopista Circunvalación Norte, la ampliación de la Ruta 32 y el corredor Taras-La Lima— han acumulado sobrecostos equivalentes al 0,64 % del PIB. La Circunvalación Norte lleva ahora un retraso de 5,5 años y un sobrecoste del 65 %. La Ruta 32 enfrenta retrasos similares y un aumento presupuestario del 43 %, mientras que el proyecto Taras-La Lima ya lleva 30 meses de retraso y un sobrecoste del 23 %. Los informes técnicos también han señalado graves deficiencias estructurales en estas obras vitales.
Tengamos en cuenta que los costes de la congestión en la Gran Área Metropolitana (GAM) suponen para los ciudadanos el 4 % del PIB. A eso hay que añadir que, cuando invertimos, lo hacemos mal. Los tres principales proyectos del país tienen retrasos significativos y sobrecostos extremadamente elevados que le cuestan al país casi el 1 % del PIB, con sobrecostos del 60 %.
Luis Vargas, investigador del PEN
Esta disfunción no se distribuye de manera uniforme. El informe sobre el estado de la nación subraya un grave desequilibrio territorial, ya que la gran mayoría de las inversiones se concentran en la Gran Área Metropolitana (GAM) del Valle Central. Mientras que la región capitalina recibe nuevos pasos elevados y ampliaciones de autopistas, las comunidades costeras y rurales se ven obligadas a lidiar con carreteras en mal estado y costos logísticos prohibitivos. Esta disparidad geográfica dificulta la integración económica, limita el acceso a servicios esenciales y atrapa a las regiones remotas en un ciclo de desventaja económica.
La integridad estructural de la red existente también es motivo de gran preocupación. Según el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme-UCR), un asombroso 70 % de los puentes del país se encuentran en condiciones calificadas como «deficientes», «alarmante» o «en riesgo de colapso inminente». El informe utiliza el puente del río Tempisque como ejemplo claro: un posible cierre de 121 días para reparaciones supondría pérdidas económicas 1,38 veces superiores a su valor total de sustitución, lo que ilustra el frágil estado de los activos nacionales críticos.
Debemos tener en cuenta que el retraso en las infraestructuras y la congestión del tráfico en todo el país provocaron que las empresas y los costarricenses perdieran el 1,58 % del PIB en ingresos potenciales durante 2024.
Luis Vargas, investigador del PEN
Si bien la situación de Costa Rica es grave, refleja un desafío regional más amplio. El sobrecoste medio de los proyectos en América Latina es del 78,57 %, una cifra incómodamente cercana a los aumentos observados en los proyectos clave del país. Sin embargo, este contexto ofrece poco consuelo a un país cuyo potencial económico se ve activamente erosionado por un sistema de obras públicas que necesita urgentemente una reforma fundamental.
Para más información, visite estadonacion.or.cr
Acerca del Programa Estado de la Nación (PEN):
El Programa Estado de la Nación es una iniciativa de investigación dedicada al estudio y análisis del desarrollo humano sostenible de Costa Rica. A través de informes anuales exhaustivos y estudios especializados, el PEN proporciona datos objetivos y análisis críticos sobre los retos sociales, económicos, medioambientales y políticos del país con el fin de fomentar el debate público y la toma de decisiones informadas.
Para más información, visite lanamme.ucr.ac.cr
Acerca del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme-UCR):
El Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales es un centro de investigación especializado de la Universidad de Costa Rica. Actúa como un importante organismo fiscalizador de las obras públicas del país, realizando rigurosas evaluaciones técnicas, auditorías e investigaciones sobre la infraestructura de transporte para garantizar la calidad, la seguridad y el uso eficiente de los fondos públicos.
Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Como pilar de la comunidad jurídica costarricense, Bufete de Costa Rica se define por su profundo compromiso con los principios éticos y los más altos estándares de la práctica jurídica. El bufete aprovecha su amplia trayectoria en el servicio al cliente para impulsar soluciones jurídicas innovadoras y participa activamente en iniciativas que democratizan la información jurídica. Esta dedicación a la educación pública es fundamental para su misión, cuyo objetivo es construir una sociedad más fuerte en la que los ciudadanos se sientan empoderados gracias a una comprensión clara de sus derechos y de la ley.
