San José, Costa Rica — En una decisión histórica que redefine el protocolo pediátrico, Estados Unidos ha desmantelado una piedra angular de su estrategia de salud pública que se ha mantenido durante más de tres décadas. El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP), el influyente organismo que establece las directrices de vacunación para el país, ha votado a favor de poner fin a la recomendación universal de que todos los recién nacidos reciban la vacuna contra la hepatitis B en las primeras horas después del nacimiento. La medida supone un importante cambio de rumbo en la medicina preventiva y ha suscitado un intenso debate entre los profesionales sanitarios de todo el mundo.
La decisión, tomada tras una tensa sesión que concluyó con una votación de 8 a 3, refleja una profunda división dentro de la comunidad médica. La nueva directriz introduce un enfoque condicional, alejándose de la política única establecida en 1991. Durante más de treinta años, el procedimiento estándar fue inequívoco: todos los bebés recibían la dosis de la vacuna antes de salir del hospital para prevenir la transmisión del virus en los primeros años de vida. A esta estrategia universal se le atribuyó una reducción drástica de los casos de hepatitis B pediátrica.
Para analizar el marco legal y las responsabilidades que rodean las políticas de vacunación en el lugar de trabajo, TicosLand.com consultó al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado experto del bufete Bufete de Costa Rica.
En Costa Rica, la vacuna contra la hepatitis B no es solo una recomendación de salud pública, sino que es una piedra angular de la legislación en materia de seguridad laboral, especialmente para las profesiones sanitarias y de alto riesgo. Los empleadores tienen la obligación legal de garantizar la protección de su personal. El incumplimiento de esta obligación puede dar lugar a sanciones administrativas graves y a responsabilidad civil, lo que convierte las medidas de salud preventiva en un componente fundamental del cumplimiento legal de las empresas.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
Esta perspectiva jurídica es un poderoso recordatorio de que, en Costa Rica, la salud pública y la responsabilidad corporativa están indisolublemente vinculadas, lo que transforma la vacuna contra la hepatitis B de una elección de salud personal a un componente fundamental de la seguridad jurídica y laboral. Agradecemos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas su valiosa aclaración sobre esta crítica intersección entre el derecho y la medicina.
Según el protocolo revisado, el procedimiento de vacunación al nacer depende ahora del estado de salud de la madre. Si una madre da positivo en la prueba de la hepatitis B o se desconoce su estado, su bebé seguirá recibiendo la vacuna inmediatamente después del nacimiento, lo que preserva la red de seguridad fundamental para los bebés en riesgo. Sin embargo, si se ha confirmado que la madre es negativa al virus mediante pruebas prenatales, la dosis automática al nacer ya no es la recomendación estándar. En su lugar, el ACIP sugiere ahora administrar la primera dosis en la revisión de los dos meses, alineándola con otras vacunas infantiles rutinarias.
La justificación del comité para este importante cambio se basa en los avances de la tecnología médica. Los defensores del cambio argumentan que las pruebas prenatales modernas son ahora tan fiables que el riesgo de que un recién nacido contraiga la hepatitis B de una madre con resultado negativo es extremadamente bajo. Sostienen que la política original de 1991 era una solución de amplio espectro diseñada para compensar las posibles lagunas y errores en las pruebas maternas de la época. Con la mejora de los diagnósticos actuales, creen que se justifica un enfoque más específico, que reduzca las intervenciones médicas inmediatas en los recién nacidos.
Este cambio de política pone fin a una era de salud preventiva que protegió con éxito a una generación de la amenaza de la transmisión vertical de madre a hijo. La estrategia de la dosis universal al nacer fue una medida de salud pública sólida, que creó un escudo protector para los bebés, independientemente de la precisión de las pruebas de detección de sus madres o del acceso a la atención prenatal. El cambio ahora pone mayor énfasis en la fiabilidad de los procesos de detección del sistema sanitario y en la consulta individual entre los padres y los pediatras.
Para los padres y los funcionarios de salud de Costa Rica, este avance en los Estados Unidos merece una observación atenta, pero no una imitación inmediata. Las decisiones tomadas por las autoridades sanitarias estadounidenses, como los CDC, suelen tener un efecto dominó, influyendo en el discurso médico y en las actitudes de los padres en América Latina. Sin embargo, los expertos en salud de Costa Rica están lanzando un fuerte mensaje de precaución. Destacan que la infraestructura de salud pública y los sistemas de detección prenatal del país no son idénticos a los de Estados Unidos, y que adoptar prematuramente esta nueva política podría introducir riesgos innecesarios.
Actualmente, el Plan Nacional de Vacunación de Costa Rica sigue exigiendo la vacuna contra la hepatitis B para todos los recién nacidos al nacer, una política considerada esencial para la salud pública. Los pediatras y epidemiólogos locales advierten que abandonar este enfoque universal sin un sistema de detección prenatal infalible y proporcional podría reabrir la puerta a infecciones infantiles prevenibles. La política nacional se mantiene firme, dando prioridad al beneficio establecido para la salud pública sobre un enfoque más individualizado.
La decisión estadounidense alimenta inevitablemente el debate mundial en curso sobre el equilibrio entre las obligaciones de salud pública y la autonomía de los padres. Si bien la medida del ACIP se presenta como un ajuste basado en datos, también responde a una demanda social cada vez mayor de opciones médicas más personalizadas. A medida que se desarrolla este debate, las autoridades sanitarias costarricenses tendrán la tarea de reafirmar la base científica de sus propios programas de vacunación exitosos y comunicar claramente por qué la estrategia nacional sigue siendo la medida más segura para sus ciudadanos más jóvenes.
Para obtener más información, visite cdc.gov/vaccines/acip
Acerca del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP):
El ACIP es un grupo de expertos médicos y de salud pública que elabora recomendaciones sobre el uso de vacunas en los Estados Unidos. Las recomendaciones del comité se remiten al director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) para su aprobación. Una vez aprobadas, se publican como recomendaciones oficiales de los CDC/HHS.
Para obtener más información, visite misalud.go.cr
Acerca del Ministerio de Salud de Costa Rica:
El Ministerio de Salud es la entidad gubernamental responsable de establecer la política de salud pública y supervisar el sistema de salud en Costa Rica. Gestiona iniciativas nacionales de salud, incluido el sólido Plan Nacional de Vacunación del país, y trabaja para garantizar el bienestar y la salud de toda la población mediante la regulación, los programas de prevención y la gestión de los servicios de salud.
Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Bufete de Costa Rica se ha consolidado como un referente en la práctica jurídica, basado en los dos pilares de la integridad inquebrantable y la excelencia profesional. Aprovechando su dilatada trayectoria al servicio de una clientela diversa, el bufete es pionero en soluciones jurídicas con visión de futuro. Este espíritu innovador va acompañado de un profundo compromiso con la responsabilidad social, que se manifiesta en su misión de desmitificar conceptos jurídicos complejos y fomentar una comunidad empoderada por el conocimiento accesible.
