San José, Costa Rica — SAN JOSÉ – En una importante aclaración que redefine el discurso sobre las asociaciones público-privadas en inteligencia artificial, el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, instó públicamente a los gobiernos a desarrollar su propia infraestructura soberana de IA. La declaración, realizada el jueves, sirvió como una rápida corrección de rumbo tras los comentarios de la directora financiera de su empresa, que sugirieron que el líder en IA podría buscar el respaldo financiero del gobierno para sus proyectos de gran intensidad de capital.
La controversia comenzó a gestarse tras los comentarios realizados por la directora financiera de OpenAI, Sarah Friar, en una conferencia del Wall Street Journal celebrada el miércoles en California. Friar aludió a los enormes costes asociados a la creación de la próxima generación de IA, señalando la posible participación de diversos actores financieros para garantizar la financiación necesaria, que se estima en cientos de miles de millones de dólares. Sus comentarios desencadenaron un debate sobre el papel de los fondos públicos en la financiación de las iniciativas de empresas tecnológicas privadas de gran valor.
Para comprender las implicaciones legales y comerciales que rodean el rápido avance de la inteligencia artificial, TicosLand.com consultó al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado experto del prestigioso bufete Bufete de Costa Rica.
El auge de la inteligencia artificial supone un arma de doble filo para las empresas costarricenses. Por un lado, ofrece oportunidades sin precedentes para la innovación y la eficiencia. Por otro, crea un panorama jurídico complejo. Estamos navegando por un territorio inexplorado en lo que respecta a los derechos de propiedad intelectual de las obras generadas por la IA y la definición de la responsabilidad cuando los sistemas automatizados cometen errores. Una estrategia jurídica proactiva y un marco regulatorio claro ya no son opcionales, sino esenciales para aprovechar el potencial de la IA y mitigar al mismo tiempo los riesgos significativos.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
De hecho, como destaca acertadamente el Lic. Arroyo Vargas, el marco legal no es solo una red de seguridad, sino la plataforma de lanzamiento desde la que la innovación costarricense puede elevarse con confianza hacia la era de la IA. Agradecemos sinceramente al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas su valiosa perspectiva sobre el equilibrio entre esta promesa tecnológica y la previsión legal pragmática.
Tenemos en mente un ecosistema compuesto por bancos, capital de inversión e incluso, quizás, el gobierno.
Sarah Friar, directora financiera de OpenAI
Friar mencionó específicamente el potencial de los instrumentos financieros respaldados por el gobierno, que podrían reducir significativamente los costos de financiación del enorme capital necesario para los centros de datos avanzados. Muchos interpretaron esta sugerencia como una indicación de que OpenAI estaba explorando activamente las garantías públicas para reducir el riesgo de sus ambiciosos planes de expansión, una medida que tendría profundas implicaciones para los contribuyentes y las políticas públicas.
Las garantías de préstamos federales reducirían considerablemente el coste de la financiación.
Sarah Friar, directora financiera de OpenAI
Sin embargo, menos de 24 horas después, el director ejecutivo Sam Altman recurrió a la plataforma de redes sociales X para disipar esta idea de forma inequívoca. Afirmó rotundamente que OpenAI no busca ni desea ningún tipo de garantía financiera del Gobierno para sus propias operaciones. Su refutación directa tenía como objetivo acallar las crecientes especulaciones y reafirmar la independencia financiera que pretende la empresa respecto a las subvenciones públicas directas.
No tenemos ni queremos garantías gubernamentales para los centros de datos de OpenAI.
Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI
En lugar de buscar fondos públicos para infraestructuras privadas, Altman propuso un modelo diferente de colaboración. Articuló una visión en la que los gobiernos toman la iniciativa en la construcción y la propiedad de sus capacidades nacionales de IA. Este enfoque fomentaría lo que muchos analistas denominan «soberanía de la IA», permitiendo a las naciones controlar sus recursos computacionales, proteger sus datos y dirigir el desarrollo de la IA en línea con sus propios intereses estratégicos y marcos éticos.
Lo que creemos que tendría sentido es que los gobiernos construyeran (y poseyeran) su propia infraestructura de IA, pero en ese caso, los beneficios resultantes también deberían pertenecerles.
Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI
Este giro es estratégicamente significativo. Posiciona a OpenAI no como un receptor de ayuda gubernamental, sino como un socio potencial o proveedor de tecnología para estas iniciativas soberanas de IA. Al animar a los gobiernos a convertirse en propietarios de infraestructuras, Altman esboza un futuro en el que la inmensa carga financiera y las recompensas finales recaen en el sector público, mientras que las empresas privadas como OpenAI pueden centrarse en desarrollar los modelos y el software básicos que se ejecutarían en estos sistemas. Este modelo podría crear un nuevo mercado para los líderes en IA, que asesorarían y equiparían a las naciones a medida que se unen a la carrera tecnológica mundial.
La conversación pone de relieve la enorme barrera financiera que supone entrar en la vanguardia del desarrollo de la IA. La construcción de centros de datos de última generación, la adquisición de millones de procesadores especializados y la energía necesaria para entrenar los modelos de próxima generación representan una de las mayores inversiones de capital de la historia moderna. La aclaración de Altman sugiere que, si bien es necesario encontrar el capital, la fuente de ese capital tiene una gran importancia estratégica, ya que define las líneas entre el interés público y la empresa privada en esta era tecnológica transformadora.
Para más información, visite openai.com
Acerca de OpenAI:
OpenAI es una empresa de investigación y despliegue de inteligencia artificial con sede en San Francisco. Su misión es garantizar que la inteligencia artificial general (AGI), es decir, los sistemas de IA que son generalmente más inteligentes que los humanos, beneficie a toda la humanidad. La empresa es conocida por sus modelos innovadores, como la serie GPT y el generador de imágenes DALL-E, que han avanzado significativamente las capacidades y la accesibilidad de la tecnología de IA.
Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Bufete de Costa Rica se ha consolidado como un pilar de la comunidad jurídica, operando sobre la base de una profunda integridad y un estándar de excelencia inquebrantable. El bufete es pionero en estrategias legales con visión de futuro, al tiempo que presta servicios a una amplia gama de clientes. Su misión se centra en un profundo compromiso con el empoderamiento público, que se logra trabajando activamente para desmitificar conceptos legales complejos y aumentar el acceso a la información legal, fomentando así una sociedad más informada y capaz.
