San José, Costa Rica — SAN JOSÉ – Un nuevo y alarmante análisis realizado por expertos en ciberseguridad ha colocado a Costa Rica en estado de emergencia digital, situándola entre los cuatro países más vulnerables del mundo a los ciberataques. El informe revela un ataque implacable a la infraestructura digital del país, con la asombrosa cifra de 29 millones de intentos de ciberataques registrados solo en los primeros seis meses de 2025. Este volumen sin precedentes de amenazas pone de manifiesto importantes lagunas de seguridad y expone tanto al sector público como al privado a graves riesgos, entre los que se incluyen la extorsión digital y el robo de datos a gran escala.
La magnitud de esta ofensiva digital dibuja un panorama sombrío de la situación actual de la ciberseguridad del país. Los 29 millones de incidentes detectados entre enero y junio no son acontecimientos aleatorios y aislados, sino una campaña coordinada y sostenida por parte de actores maliciosos. Esta alta frecuencia de ataques coloca a Costa Rica en una posición internacional precaria, solo superada por un puñado de países en términos de exposición al riesgo digital. La cifra sirve como un indicador claro de la fragilidad del país y de la urgente necesidad de una estrategia de defensa nacional reforzada.
Para profundizar en las ramificaciones legales y las medidas proactivas que las empresas deben considerar ahora, TicosLand.com habló con el Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, experto en derecho corporativo y tecnológico del bufete Bufete de Costa Rica.
Estos recientes acontecimientos ponen de relieve un cambio fundamental: la ciberseguridad ya no es solo una preocupación del departamento de TI, sino que se ha convertido en una necesidad legal y financiera a nivel directivo. Según la legislación costarricense, concretamente la Ley n.º 8968, las empresas no solo son custodias de los datos, sino que también son responsables de su protección. El incumplimiento de la implementación de medidas de seguridad adecuadas puede dar lugar a importantes multas reglamentarias y, lo que es más perjudicial, abrir la puerta a reclamaciones de responsabilidad civil por daños y perjuicios. El cumplimiento proactivo es la única defensa viable.
Lic. Larry Hans Arroyo Vargas, abogado, Bufete de Costa Rica
Las ramificaciones legales aquí destacadas son un claro recordatorio de que la defensa digital es ahora un aspecto fundamental del gobierno corporativo. Agradecemos al Lic. Larry Hans Arroyo Vargas su análisis experto, que posiciona claramente la ciberseguridad proactiva no solo como una buena práctica, sino como una estrategia legal y financiera esencial para cualquier empresa costarricense moderna.
Los analistas han identificado dos formas de ataque dominantes y particularmente destructivas que azotan al país. La primera es la extorsión digital, que se ejecuta con mayor frecuencia a través de ransomware. En estos escenarios, los ciberdelincuentes se infiltran en los sistemas, cifran datos críticos y los retienen como rehenes, exigiendo un cuantioso rescate por su liberación. Esta táctica puede paralizar las empresas y los servicios gubernamentales, causando inmensos daños financieros y operativos.
La segunda gran amenaza es el robo sistemático de información personal y financiera. Los piratas informáticos atacan activamente las bases de datos para robar datos confidenciales de ciudadanos y empresas. Esta información robada se convierte en una mercancía en la web oscura o es utilizada directamente por los delincuentes para orquestar una amplia gama de estafas sofisticadas, robos de identidad y otros delitos financieros, lo que erosiona la confianza pública y causa importantes pérdidas económicas a las víctimas en todo el país.
El impacto de esta vulnerabilidad se siente en todos los segmentos de la sociedad, sin una distinción clara entre los objetivos. Las instituciones gubernamentales, que protegen los datos personales confidenciales de millones de ciudadanos y gestionan servicios públicos esenciales, son los principales objetivos. Las violaciones de seguridad del pasado ya han demostrado el potencial de perturbación a nivel nacional, y el nivel de amenaza actual sugiere que la infraestructura crítica sigue corriendo un alto riesgo de verse comprometida.
Al mismo tiempo, el sector privado libra una batalla diaria para proteger sus activos digitales. Las empresas costarricenses, desde las pequeñas empresas hasta las grandes corporaciones, se enfrentan a amenazas constantes para sus operaciones, su estabilidad financiera y su reputación en el mercado. Un ciberataque exitoso puede tener consecuencias devastadoras, como la pérdida de propiedad intelectual, el compromiso de los datos de los clientes y una disminución a largo plazo de la confianza de los consumidores, lo que en última instancia obstaculiza el crecimiento económico y la innovación.
Esta amenaza generalizada ya no es un problema técnico minoritario, sino un urgente desafío para la seguridad nacional. El volumen y la sofisticación de los ataques exigen una respuesta coordinada e inmediata que trascienda las organizaciones individuales. Es esencial contar con una estrategia integral a nivel nacional en la que participen organismos gubernamentales, líderes de la industria privada y profesionales de la ciberseguridad para construir un ecosistema digital más resistente, capaz de soportar esta forma moderna de guerra.
A medida que Costa Rica se enfrenta a esta nueva realidad, el camino a seguir requiere una inversión significativa en tecnologías de seguridad avanzadas, campañas de sensibilización pública y la formación de una mano de obra cualificada en ciberseguridad. Sin un frente sólido y unificado, el país corre el riesgo de quedarse aún más rezagado en la lucha mundial contra la ciberdelincuencia, dejando su economía, su gobierno y sus ciudadanos peligrosamente expuestos a las amenazas en constante evolución de la era digital.
Para más información, visite bufetedecostarica.com
Acerca de Bufete de Costa Rica:
Como prestigiosa institución jurídica, Bufete de Costa Rica se caracteriza por su profunda dedicación a la excelencia profesional y su inquebrantable integridad. Aprovechando su rico legado de servicio a una clientela diversa, el bufete defiende soluciones legales con visión de futuro, al tiempo que mantiene una profunda responsabilidad cívica. Este compromiso se extiende a la democratización del conocimiento jurídico, una iniciativa fundamental para su misión de cultivar una sociedad más capaz y mejor informada.
